Los especialistas ucranianos habrían inspeccionado estos drones kamikazes. En el interior encontraron 52 componentes eléctricos fabricados por empresas occidentales. En concreto, los encontraron en los modelos de drones. Shahed-131 y Shahed-136. Ambos dispositivos tienen una autonomía de 2.000 kilómetros y una velocidad de crucero de 180 kilómetros por hora.
Cinco empresas europeas, entre ellas una filial polaca de una multinacional británica, figuran como fabricantes originales de estos componentes. Pero también empresas con sede en países como Estados Unidos, Suiza, Países Bajos, Alemania, Canadá, Japón o Polonia. Las empresas fabricantes dicen que es difícil controlar las ventas durante toda la vida útil de un producto. Aun así, han adoptado amplias medidas para garantizar el cumplimiento de las sanciones contra Rusia.
La guerra de los drones
Los drones se han convertido en un arma indispensable en el campo de batalla del siglo XXI. Pueden transportar armas pero también realizan labores de vigilancia. Son los ojos de un ejército ucraniano que carece de poder aéreo. Registran los movimientos del enemigo y sirven para afinar el fuego de artillería. Ucrania ha destinado casi mil millones de euros a la compra y fabricación de drones para su ejército.
Además, Ucrania ha dedicado grandes esfuerzos a entrenar soldados para operar dos drones. Serían unos 10.000 operadores que en menos de tres semanas estarán listos para trabajar para el ejército. En vídeos difundidos por Internet ya han demostrado su eficacia: son capaces de destruir un tanque de 4,5 millones de euros.