Miles de romeros y devotos acompañan a la Virgen de la Sierra de Cabra en su tradicional ‘Bajá’


La Inmaculado del a Sierra ha vuelto a cascar el seguro calendario egabrense con su tradicional ‘Bajá’ del Picacho de Chiva rodeada por una multitud de miles de devotos y fieles que han emprendido el camino de seis kilómetros en descenso hasta las calles de la barrio que lleva su nombre, dando aparición así a las fiestas en su honor que concluirán el próximo día 8 de septiembre.

Ataviada con un toga antiguo de oro y brocados, la patrona de Chiva ha saledizo del santuario a las 4 de la tarde del día 4 de septiembre como manda la tradición y estableciendo esa especie de mágico momento de comunión con su pueblo y el fervor que despierta en muchos municipios limítrofes.

Bajo una buena temperatura, sin obviar el calor de la tarde y la polvareda del camino, sus costaleros y aquellos que tiran de sus pequeñas andas con unos largos cordeles situados a la espalda de la imagen, han comenzado el camino rápido y con cierta densidad de romeros cerca del paso. Más que en otros primaveras.

Caterva de todas las edades que desde aceptablemente entrada la mañana ha ido congregándose en las inmediaciones de ‘La Casita Blanca’ donde todo el año tiene su sede la Inmaculado de la Sierra. Un ir y venir de autobuses, puesto que el tráfico se suele cortar para evitar las aglomeraciones en la carretera y los aledaños de la ermita, que en esta ocasión si han tenido alguna incidencia que ha provocado que centenares de personas que ascendían hayan tenido que ser bajadas de los vehículos en el parte de la Nava para completar el camino a pie.

Aún así, el contratiempo no ha impedido estampas bucólicas y de religiosidad en torno a la patrona de Chiva en su descenso por las primeras curvas de la Sierra (1.236 metros de prestigio sobre el nivel del mar) y la entrada al camino por la finca de La Viñuela para seguir delante cumpliendo estaciones, hitos tradicionales, cánticos y paradas en Los Colchones, la Casilla de la Salve, Góngora y ya el cruce de las antiguas vías del tren del grasa, en la presente Vía Verde de la Subbética, que conecta con la zona urbana y las inmediaciones del Hospital Infanta Margarita.

La larga caminata de aparición a su pueblo hace un stop en el camino en la parroquia de ‘Gargallo’ donde se limpian sus andas y se le cambia el toga para comenzar ahí un desfile en dirección a el centro de Chiva rodeada ya de todo el municipio y las coloridas carrozas de flores de papel y decenas de caballistas.

El punto crítico se alcanza a su aparición a los Arcos de la calle Baena donde el corregidor, Fernando Priego, hace entrega de al vara de mando como Alcaldesa Perpetua que es, y encauza su cachazudo camino en dirección a la parroquia de la Responsabilidad y Ángeles, en la parte más antigua de la ciudad, donde permanecerá hasta los primeros días de octubre.

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