En verano se producen decenas de incendios. El campo está muy seco y las altas temperaturas hacen el resto. Pero los fuegos generados por causas naturales son pocos. La mayoría los provoca la mano humana, como el caso que les presentamos en Más Espejo: un bombero está siendo investigado por tres incendios en las localidades de Santa María del Tiétar y Sotillo de la Adrada, en Ávila. Hasta el momento se sabe que al menos uno ha sido provocado. Sin retención, el hombre ha sido puesto en dispensa con cargos.
Este supuesto pirómano es, casualmente un bombero voluntario de protección civil, y ya fue detenido anteriormente por el mismo motivo que en esta ocasión. Pero esta persona niega activo causado ningún incendio. Es más, contradice a los testigos que aseguran haberlo gastado.
Sabe cómo escapar
Vamos a la billete de Sotillo de la Adrada y descubrimos el coche que, presuntamente, utiliza para provocar los fuegos y para huir. El hecho de que trabaje en el hermandad dificulta que las autoridades den con él, ya que conoce cómo actúan los medios de cese, así como por dónde debe escabullirse para que no le capturen. Conoce el entorno. Por eso, actualmente se encuentra en paradero desconocido.
Los vecinos están muy preocupados. Saben de lo que es capaz de hacer y temen que vuelva a proceder. “Tenemos tensión por el entorno que tenemos, que no queremos que se queme”, ha contado un paisano.
¿Es un perfil habitual?
¿Es un perfil habitual el del bombero que atrae al fuego? ¿Lo hacen para que se les contrate? En muchas ocasiones nos topamos con esto: un bombero que inquirir el agradecimiento de la población, que sea gastado como un héroe, siempre dispuesto a ayudar. Pero lo que desconoce la concurrencia es que detrás se esconde un lobo con piel de cordero.
Por otra parte, la mayoría de casos de piromanía los provoca concurrencia que vive en el entorno, poco que sucede además aquí. Por si fuera poco, las condenas por fundir la naturaleza son muy cortas, y las personas son reincidentes. ¿Se deberían aumentar las penas?
