La visita de Pedro Sánchez a China empieza por Venezuela


El delirio oficial de Pedro Sánchez a China ha comenzado, contra todo pronóstico, por Venezuela. El presidente del Gobierno se ha apeado del Falcon que pasadas las diez de la tenebrosidad –hora específico– le ha depositado en Pekín sin hacer mención alguna a esa otra avión española que pocos minutos a posteriori hacía lo propio con Edmundo González en Madrid.

El Gobierno, por consiguiente, no ha ofrecido por ahora más declaraciones respecto a la arribada del líder oponente venezolano y vistoso triunfador de las últimas elecciones que las ofrecidas a costado por José Manuel Albares. «Les confirmo que Edmundo González vuela en estos momentos en torno a España en un avión de la fuerza aérea española a solicitud de él. Ha solicitado además acogerse al derecho de inclusa que, por supuesto, el Gobierno de España va a tramitar y conceder», ha confirmado el ministro de Exteriores.

«La posición del Gobierno de España no cambia en rotundo con respecto a la que era anteriormente a la salida de Edmundo González. Nosotros reiteramos la exigencia de que se presenten las actas, de que se puedan demostrar, de que no vamos a registrar ninguna supuesta triunfo si eso no se puede hacer», ha añadido. «España va a estar siempre ahí para dispensar el diálogo y la negociación».

Así, la cuestión venezolana colorea el inminente combate de Sánchez con Xi Jinping, irónica coincidencia tratándose del principal apoyo al régimen de Nicolás Sensato en la geopolítica general. Se tráfico de la segunda entrevista del presidente en escasamente año y medio, frecuencia inusitada que coincide con una desavenencia comercial en ciernes entre China y la Unión Europea: he ahí la temática predominante.

Frente a la amenaza a sus coches eléctricos, el líder comunista ha optado por contraatacar con el desaseado. Asesta así un choque a España, su primer proveedor a nivel mundial y uno de los países europeos más complacientes. La delegación país, sin confiscación, resume su comportamiento en «memorándum positiva» y «comportamiento constructiva», instrumentos con los que aspira a atraer inversión directa mientras confía en que las negociaciones vigentes en el seno de la Estructura Mundial del Comercio aplaquen el conflicto mercantil.

Números que cuadrar

Sánchez iniciará este lunes su recorrido por la haber china inaugurando primero el IX Foro España China y, a posteriori, el Consejo Asesor Empresarial, organismo conformado por quince grandes empresas españolas y veintiuna chinas para fomentar desde la iniciativa privada los lazos comerciales entre los dos países.

«El presidente del capítulo gachupin es Francisco Riberas, director ejecutor de Gestamp, evidencia del traumatizado carácter financiero de esta entrevista y de la relevancia del sector automotriz», apunta Alberto Lebrón, investigador de la Universidad Renmin de Pekín. Forman parte de la comitiva otras empresas de la industria como el conjunto Antolin y, además revelador, representantes de Interporc, la ordenamiento interprofesional del porcino.

Por la tarde, Sánchez mantendrá sucesivos encuentros en el Gran Palacio del Pueblo con Li Qiang, primer ministro, y Zhao Leji, presidente del Comité Permanente de la Asamblea Popular Franquista y como tal tercera autoridad del Estado. Por final, se entrevistará en la residencia Diaoyutai con Xi, quien ofrecerá una cena estrecha en su honor. Fuentes gubernamentales han rehusado confirmar a este diario dónde se hospedará el presidente del Gobierno a su paso por Pekín.

El martes, Sánchez acudirá a Shanghái, el corazón financiero del coloso oriental. Allí dará refrigerio a los números en protección de las humanidades, inaugurando la nueva sede del Instituto Cervantes que convertirá a España en el primer país con dos centros culturales en China. Más tarde se reunirá con Chen Jining, secretario del Partido Comunista en la megalópolis, y visitará la sede central de la energética Envision y la aceleradora de empresas Tongji.

A la mañana venidero, hará lo propio en Kunshan, población histórica que acoge un clúster tecnológico con presencia de firmas españolas. El presidente del Gobierno realizará allí una comparecencia final delante los medios para concluir un delirio que ha empezado mucho más allá de lo esperado.

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