Un estudio advierte que el colesterol daña nuestras arterias mucho antes de lo que se pensaba


Un estudio llevado a extremidad por científicos de la Universidad de Cambridge, sugiere que la ateroesclerosis, que es una enfermedad que hasta ahora estaba vinculada con personas de mediana época, puede despuntar a desarrollarse mucho antiguamente, incluso desde la infancia.

La ateroesclerosis es una enfermedad crónica que consiste en la acumulación de placas de manteca en las paredes de las arterias. Este proceso reduce el flujo escarlata y provoca la pérdida de flexibilidad arterial, lo que puede desencadenar graves problemas de lozanía, como infartos y accidentes cerebrovasculares. A nivel mundial, la ateroesclerosis es una de las principales causas de mortalidad cardiovascular.

Proceso y resultados del estudio

El colesterol es el principal componente de las placas que se acumulan en las arterias. Por ello, controlar sus niveles en muerte es fundamental para aprestar la progresión de la enfermedad. Sin incautación, el estudio revela que no baste con achicar los niveles de colesterol de forma puntual. Los investigadores destacan que es necesario surtir una vigilancia constante, incluso en las etapas más tempranas de la vida.

Uno de los hallazgos más importantes del estudio es que el aventura de desarrollar ateroesclerosis comienza mucho antiguamente de lo que se pensaba. Anteriormente, la enfermedad se consideraba un problema que surgía a partir de la mediana época, cuando los niveles de colesterol tienden a aumentar. Sin incautación, los datos recogidos en esta investigación indican que los altos niveles de colesterol durante la infancia y nubilidad son igualmente peligrosos.

Los investigadores del equipo dirigido por el profesor Ziad Mallat, del Instituto Victor Phillip Dahdaleh para la Investigación del Corazón y Pulmón, realizaron un experimentación con modelos de ratón. En ocupación de exponer a los ratones a una dieta incorporación en grasas de forma continua, decidieron variar los periodos de consumo de grasas, simulando fluctuaciones en los niveles de colesterol. Descubrieron que estas fluctuaciones eran más dañinas para la lozanía cardiovascular que los niveles consistentemente altos.

Los resultados obtenidos en ratones se corroboraron al analizar datos de más de 2.000 participantes humanos en el Young Finns Study, un estudio longitudinal sobre el aventura cardiovascular. En este exploración, se observó que aquellos que habían tenido altos niveles de colesterol en la infancia presentaban una maduro acumulación de placas en las arterias a los 30 y 50 años. Este hallazgo subraya la importancia de surtir niveles bajos de colesterol desde una época temprana para achicar el aventura de desarrollar ateroesclerosis.

El profesor Mallat advirtió que el tratamiento intermitente con estatinas, un medicamento comúnmente utilizado para achicar el colesterol, podría no ser suficiente para aprestar la ateroesclerosis. Las fluctuaciones en los niveles de colesterol pueden originar un objetivo “yo-yo” que, allá de ayudar, podría empeorar la situación. Este comportamiento irregular parece influir negativamente en el funcionamiento de unas células del sistema inmunológico, los macrófagos, que normalmente se encargan de bañar las arterias. Cuando los niveles de colesterol oscilan, los macrófagos cambian su comportamiento, pasando de ser beneficiosos a contribuir a la acumulación de manteca en las arterias.

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