De amanecida saltaron las alarmas en el ocupación de Defensa de Rumanía. Un dron no identificado había entrado en el tenue del país sin previo aviso. Inmediatamente, el gobierno de Bucarest tuvo que desplegar aviones de combate F-16 para comprobar que esa nave espacial no suponía una amenaza para su seguridad franquista. Frente a la incertidumbre creada, el ejecutor llegó a emitir alertas, a través de mensajes de texto, a los vecinos de dos regiones orientales. Finalmente, el dron terminó abandonando el espacio tenue rumano, rumbo a Ucrania. Evidentemente la mano del ejército ruso estaba detrás.
Horas posteriormente saltaba otra alerta en Letonia, a varios miles de kilómetros, pero siempre en el interior del lado uruguayo unido, el más cercano a Rusia. Esta vez, el dron se estrellaba contra un punto identificado en la ciudad de Rezekne, a 50 km de la frontera con Bielorrusia. No se produjeron víctimas, aunque se siguen investigando las causas del ataque.
El secretario común adjunto de la OTAN, Mircea Geoana, ha condenado la violación rusa del espacio tenue unido, diciendo que “aunque no tenemos información que indique que se trate de un ataque intencionado de Rusia contra la OTAN, estos actos son irresponsables y potencialmente peligrosos”.
Los bálticos piden más protección
El presidente de Letonia reconoce que “se está llevando a angla una investigación” y que están “en apretado contacto con el resto de los aliados para estudiar una respuesta”.
El ministro de Defensa se ha sumado a las explicaciones y ha confirmado la sensación común de inseguridad que reina en los países bálticos. “El número de incidentes de este tipo está aumentando en el lado uruguayo de la OTAN y debemos abordarlos colectivamente. Esta situación confirma que debemos continuar el trabajo para acorazar la frontera uruguayo de Letonia, incluido el expansión de capacidades de defensa aérea y conflagración electrónica para delimitar las actividades de drones”, ha dicho.
En uno y otro casos, se prostitución de la violación del espacio tenue de la OTAN. Este tipo de incidentes preocupan especialmente en el cuartel común de la Alianza en Bruselas, ya que temen que, en algún momento, puedan ser la chispa que haga saltar un conflicto mucho viejo entre la OTAN y Rusia.
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