Sánchez se ofrece a mediar entre China y la Unión Europea


La encuentro oficial de Pedro Sánchez a China le ha sentado esta tarde frente a Xi Jinping. Entreambos mandatarios, flanqueados por sus respectivas delegaciones, han mantenido un conferencia afectado por la pleito comercial en ciernes entre la Unión Europea y el gigantesco oriental a causa de sus coches eléctricos. España –sus cerdos–, víctima de la presión del régimen, ha reaccionado por boca del presidente del Gobierno ofreciéndose a mediar «de forma constructiva» entre uno y otro para «resolver las diferencias a través de la negociación con espíritu de diálogo y de colaboración interiormente de los marcos multilaterales».

La propuesta de Sánchez constituye la última expresión de su codicioso empeño por alcanzar una posición más destacada en la geopolítica completo, ya manifestada durante el cara a cara con el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y el posterior inspección del Estado de Palestina. Así, el presidente del Gobierno aterriza en Pekín por segunda vez en al punto que quince meses con el propósito de rectificar la relación con la segunda potencia mundial en pos de provechos sin claudicaciones. Una insistencia bienvenida por el régimen, que desea obtener un «no» castellano en la votación de los aranceles irresoluto en la Comisión Europea.

«La presente Suministro española rebusca una memorándum positiva de colaboración con China», expone Mario Esteban, investigador principal del Vivo Instituto Elcano y catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid. «Por un flanco, entiende que no toda la relación con China es negativa, es posible tener vínculos que beneficien a España, y los rebusca mediante una novelística constructiva».

«Por otro, el Gobierno presente es capaz de exponer directamente temas sensibles en las grandes reuniones bilaterales con los líderes chinos», puntualiza el versado, presente esta mañana en el IX Foro España China inaugurado por el presidente. «España no es confrontacional de cara a la salón como otros países, en parte porque no hay esa sensibilidad o demanda popular de ser tan firmes. Pero cuando el año pasado Sánchez viene y dice que el tema de Ucrania es gravísimo y va a determinar la relación con la UE, ese es un mensaje que a Xi no le gusta escuchar».

Lisonjas diplomáticas

La presente presenta una profusión de frentes, bilaterales o globales, militares o alegóricos, acuciantes todos ellos, y Sánchez ha hecho garbo de solidez en sus comentarios introductorios frente a el líder chino. «La emergencia climática, las amenazas a la paz, la estabilidad internacional, la lucha contra la pobreza y la desigualdad entre otros [desafíos] solo podrán ser abordados de forma conjunta por todos los actores internacionales. La influencia de China y de usted, presidente Xi, como país comprometido por la paz creo que es fundamental para tratar de resolver los conflictos que desgraciadamente afectan al planeta», ha inscrito, con mención explícita a Ucrania y a Palestina.

«China juega un papel central en el mundo, asimismo Europa, y España quiere trabajar de forma constructiva para que las relaciones entre ambas regiones sean más cercanas, más ricas y más equilibradas pues ello, creo, redundará en el beneficio y la prosperidad de nuestras sociedades. Y en este contexto geopolítico y financiero completo cada vez más engorroso, como usted ha señalado, debemos trabajar juntos para resolver las diferencias a través de la negociación con espíritu de diálogo y de colaboración y interiormente de los marcos multilaterales».

Todo ello sugiere una sofisticación de la postura española, mesurada en el espectro europeo pero más cerca de la definición tridimensional comunitaria –según la cual China es «un socio en cooperación y negociación, un competidor financiero y un rival sistémico»– que del seguidismo húngaro. Esteban aplaude este avance, aunque lamenta que haya «más táctica que logística». «Las decisiones están orientadas a los títulos e intereses de España pero muchas veces se toman tema por tema sin tener una visión de conjunto sobre cómo impacta en nuestra relación doble y su trayectoria».

El lista de acuerdos luce tan extenso como anodino. «Celebro que hoy hayamos firmado acuerdos en múltiples ámbitos y muy importantes, que reafirman nuestro compromiso doble para trabajar juntos en el avance verde, el comercio, la inversión doble, las iniciativas para la promoción de la civilización, de la educación y de la investigación científica», ha inscrito Sánchez.

Xi, por su parte, ha trasladado una invitación formal para que los Reyes visiten China en 2025. Ayer, ha señalado que «uno y otro lados hemos mantenido intercambios cercanos, interacciones a todos los niveles y promovido cooperación de ingreso calidad en nuevas áreas», destacando el «papel activo» en cuestiones internacionales de la España de Sánchez. En una carrera erigida a saco de apuestas imposibles, rebosar con la suya en China supondría un nuevo hito

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