La cruel incertidumbre del secuestrado


Este texto pertenece a ‘Dossier Desfavorable’, un boletín inspirado en el podcast del mismo nombre, que Enrique Figueredo enviará los miércoles con periodicidad quincenal. Si quieres recibirlo, apúntate aquí.

Solo el Estado tiene derecho a impedir a un individuo su dispensa deambulatoria. Nadie más. Cualquier otra retención por la fuerza es delito. La inmovilización de una persona como consecuencia de un acto impulsivo y de un estado emocional agitado se considera una detención ilegal, pero si ello mismo asegura a un plan específico y deliberado con antelación con el fin de obtener algún tipo de rescate o contrapartida, se convierte en un secuestro. España vivió abriles en que los secuestros eran principalmente cometidos por comandos de ETA. Lo cierto es que uno de los más recordados, que, en cambio, respondió a delincuencia popular fue el del futbolista Enrique Castro, Quini, en los abriles 80, precisamente cuando el terrorismo golpeaba con tremenda fuerza a la sociedad española. Dossier Desfavorable aborda el caso de Quini.

En ocasiones, aquellos que se tiene más cerca son los responsables del secuestro y no unos desconocidos. La historia criminal está plagada de expedientes en los que un progenitor secuestra a sus hijos en medio de un proceso de separación o como castigo al otro miembro de la pareja. Hay veces que tales raptos implican traslados al extranjero, poco en lo que las autoridades tratan de evitar con medidas cada vez más estrictas.

Manifestación en recuerdo de Miguel Ángel Blanco, secuestrado y asesinado por ETA

Manifestación en retentiva de Miguel Santo Blanco, secuestrado y asesinado por ETA

LV

País sin consuelo. El concejal de Ermua, Miguel Santo Blanco, fue muy probablemente el secuestro cometido por ETA con el final más trágico y de expansión más conmovedor de cuantos hubo. La ordenamiento terrorista perseguía forzar al Gobierno a cambiar el régimen interno de los presos de la cuadrilla y obtener su acercamiento a cárceles de Euskadi. A Blanco le dispararon a mortandad fría tres días posteriormente de haberlo retenido por la fuerza.

Tortura infinita. En enero de 1996, unos etarras metieron por la fuerza en el maletero de un coche al funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara. Fue el secuestro más holgado de ETA. La víctima permaneció 532 días en cautiverio y a punto estuvo de convenir olvidado por sus captores para siempre en un refugio bajo tierra hasta su crimen por inanición. Solo evitó una tragedia viejo la astucia de un centinela civil.

Miedo posible. Los criminales han desarrollado una gran pericia a la hora de practicar lo que se denomina el secuestro posible. Esta actos delictiva consiste en crear una ficción en torno a la propia víctima o a sus familiares hasta hacerles creer que están siendo objeto de un arrebato y que se debe satisfacer rápidamente cierta suma de mosca a cambio de la dispensa y la evitación de daños físicos al retenido. El miedo juega a valía de estos delincuentes.

El avión es ahora mío. Los secuestros aéreos son una modalidad colectiva de retener a personas contra su voluntad. El postrer habido en España se produjo en Gran Canaria en 2007. Todo acabó proporcionadamente, como en el caso inicial, registrado en Barcelona en 1999, cuando un pastor se hizo con el control del avión con una pistola de trebejo. Las armas que usaron los terroristas palestinos y alemanes que en 1976 secuestraron el revoloteo 139 de Air France sí fueron del todo reales. Esta película recuerda aquellos hechos ocurridos en Uganda.

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