una puerta única, un jarrón impreso en 3D y un retrato escondido


En el histórico edificio de Telefónica de Gran Vía, el mismo donde Alfonso XIII realizó en 1928 la primera llamamiento telefónica transoceánica al presidente de Estados Unidos, Calvin Coolidge, hoy se puede tallar un podcast o tomar un café con vistas al paso de cebra más transitado de todo Madrid. Coincidiendo con el año de su centenario, la compañía estrena «la reforma más ambiciosa» del interior del primer rascacielos de la renta con el objetivo, explican sus promotores, de aunar la recuperación de su patrimonio histórico con la incorporación de un nuevo plató con las últimas novedades tecnológicas, dos estudios insonorizados para la creación de contenidos y hasta un bar.

«Hemos tenido que hacer grandes demoliciones de nociones que tapaban los techos, suelos y paredes originales mientras restaurábamos el artesonado a guantazo de pincel», explica Raúl del Cerro, regente de Obras, Mantenimiento y Administración de Espacios de Telefónica, que ha liderado un equipo de más de 30 expertos – «los mismos que se han encargado de La Alhambra y la Catedral de Santiago de Compostela», presume Del Cerro– y cerca de 600 profesionales que han rematado la reforma del rebautizado Espacio Movistar en un tiempo récord: siete meses.

Al entrar al renovado interior de Gran Vía, 28 manda ahora la Cuarta Portada, una gran pantalla móvil que se abre a la nueva sala de mapas –bautizada así por el mural de España de 1930 restaurado que reina en la estancia–, un espacio que conecta por primera vez la tienda con la Fundación Telefónica. Acordado delante está el nuevo gran plató del edificio, equipado con la última tecnología de existencia y con vistas al Broadway madrileño gracias a la tolerancia de todos los grandes ventanales de la frontispicio, antiguamente cubiertos con pantallas led.

Un retrato escondido

Los visitantes (y clientes) que miren con destino a el techo podrán disfrutar ahora de los más de 6.000 m2 de artesonado recién restaurados. «Descubrimos que el pintor que realizó estos frescos, Agustín Espí Carbonell, dejó un autorretrato suyo en un rinconcito. Cuando lo comentamos internamente de la compañía nos escribió una trabajadora para decirnos que habíamos descubierto la firma de su antecesor, que era un referente en frescos y pinturas a principios de los abriles vigésimo, hizo todos los grandes palacios del momento», explica entusiasmado Del Cerro.

Igualmente se han recuperado 220 metros cuadrados de los suelos originales y 2.000 metros cuadrados de mármoles que vestían las paredes y columnas de la que, aún hoy, sigue siendo la central telefónica de los clientes del corazón de Madrid. «Nos enteramos de que la cantera de la que salieron sigue abierta en Alicante y la gestionan los bisnietos de los que se encargaron de las piedras originales. Cuando les visitamos nos dijeron: ‘¿Son para el edificio de Telefónica de Gran Vía? Mi antecesor nos hablaba mucho de él’. Así que todo lo que necesitamos lo repusimos de la veta llamativo», detalla Del Cerro.

Imagen principal - Arriba, el anuncio de inicio de las obras del edificio de Telefónica, que se inauguró en 1930. Abajo, el desarrollo de las mismas. A la derecha, varias telefonistas trabajando en la sede
Imagen secundaria 1 - Arriba, el anuncio de inicio de las obras del edificio de Telefónica, que se inauguró en 1930. Abajo, el desarrollo de las mismas. A la derecha, varias telefonistas trabajando en la sede
Imagen secundaria 2 - Arriba, el anuncio de inicio de las obras del edificio de Telefónica, que se inauguró en 1930. Abajo, el desarrollo de las mismas. A la derecha, varias telefonistas trabajando en la sede
El edificio a lo espacioso de la historia
En lo alto, el anuncio de inicio de las obras del edificio de Telefónica, que se inauguró en 1930. Debajo, el crecimiento de las mismas. A la derecha, varias telefonistas trabajando en la sede
torrevieja news today

Igualmente han reparado la mancha centenaria, situada ahora en el puesto que ocupaba originalmente en el eje central del edificio, el temporalizador de bronce y latón del atrio y un botijo al que le faltaba su idéntico, que han recreado con tecnología de impresión 3D. «Todavía queremos rescatar algún punto más, como una valla que estaba en la puerta del centenario, la estructura que enmarca la gran pantalla móvil. Y luego tenemos incluso dos lámparas como la de la entrada que estamos viendo si restauramos, porque no queremos que le quiten protagonismo», planea el responsable del plan.

En la primera planta, bordeada de nuevo por 120 metros de barandillas históricas recién restauradas, las novedades son más tecnológicas: dos estudios completamente nuevos e insonorizados, a disposición de cualquier madrileño, para tallar cualquier tipo de contenido que miran a la Gran Vía. Con todo, el puesto más concurrido será la nueva cafetería, con amplios ventanales abiertos a la escalera de Confusión Moneo que preside la entrada de la Fundación Telefónica, a la calle Fuencarral y a la Gran Vía. Un espacio privilegiado para no perder el pulso del corazón de la renta.

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