asesinatos, estafas y extrañas desapariciones


“Lo has hecho aceptablemente, Kenny”, le dijo Sante mientras, orgullosa, le acariciaba la mano y daba un sorbo a su café. Origen e hijo disfrutaban de una tranquila impunidad luego de favor eliminado del carta a su casera: aquella mujer les estaba causando demasiados problemas y la única modo de silenciarla era asesinándola. Kenny hizo de articulación ejecutor y Sante limpió la suceso del crimen con colada.

Sin retención, horas más tarde, la extraña desaparición de Irene hizo saltar las alarmas. Las autoridades iniciaron un amplio dispositivo de búsqueda. Por primera vez, los conocidos como Mommy and Clyde (Mamá y Clyde) se sentían acorralados por la policía.

Camaleónica

Sandra Kimes, conocida cariñosamente como Sante, nació el 25 de julio de 1934 en Oklahoma City, en el seno de una tribu emigrante de origen indio-holandés que había llegado a los Estados Unidos en sondeo de una oportunidad mejor. Pero aquellas humildes raíces no hicieron más que avergonzar a nuestra protagonista, sobre todo, cuando su origen optó por la prostitución como modo de supervivencia tras el desaliño de su padre.

A partir de ese momento, la pupila empezó a tener comportamientos inusuales en una pequeño: le fascinaba el fuego y derrochar todo lo que la rodeaba, disfrutaba torturando y mutilando con alfileres a animales del intramuros, como perros, y se convirtió en la matona de su colegio. Su comportamiento era insufrible.

Sante Kimes

Sante Kimes

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Por ese motivo, su origen vio con buenos luceros que Sante fuera adoptada por un bodorrio de Los Ángeles al mudarse a la ciudad. Edwin y Mary Chambers, dueños de un multicine, se ofrecieron a cuidar y a enderezar a su hija, pero siquiera lo consiguieron. Sante conseguía intimidar a todo aquel que se topase con ella, excepto su amiga Ruth, su persona de confianza.

Tras graduarse en el colegio, las chicas se trasladaron a Santa Bárbara para iniciar sus estudios de periodismo. Sin retención, Sante tenía otros planes. Hablamos de actividades ilícitas e ilegales como, por ejemplo, delitos de falsificación. Su primera víctima, el padre del novio de su amiga Ruth, al que desfalcó miles de dólares para comprar ropa, joyas, perfumes y cosméticos.

Sante con su tercer marido Ken Kimes

Sante con su tercer marido Ken Kimes

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Sante necesitaba billete, pagarse sus caprichos y su ritmo de vida, y el mejor modo de conseguirlo era a través de terceros. Esto es, siendo el parásito de novios y amantes esporádicos. Su atractivo físico a lo Elizabeth Taylor era un plus, todos caían embobados por sus encantos y creyendo su palabrería de inclinación incondicional.

Así engañó a Lee, su primer marido, con el que se casó en mayo de 1956. Su bodorrio casi nada duró tres meses porque él terminó arruinado. Luego llegó Edward Kent, uno de sus amores de instituto, con el que contrajo segundas nupcias y tuvo a su hijo Kent Walker.

Sante Kimes, tras su detención

Sante Kimes, tras su detención

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Sin retención, el despilfarro de Sante era de tal envergadura y los ingresos tan bajos, que la mujer optó por hacer dos cosas: por un banda, echarse amantes que le pagaran su detención tren de vida, y, por el otro, cometer fraude a las aseguradoras. Esto postrer lo hizo prendiendo fuego a las casas donde residía para luego cobrar el seguro. Llegó un punto en que, delante tantos partes de incendio, la policía llegó a apodarla Dama Dragón.

Para evitar edificar más sospechas, Sante animó a su tribu a mudarse a Sacramento, donde continuó su carrera criminal, esta vez como ladrona. La mujer robaba constantemente gracias a tarjetas de crédito con nombres falsos. Las autoridades la acusaron de 17 robos, pero se libró de prisión tras avalar una cuantiosa multa. Esa época coincidió por otra parte con su divorcio de Edward.

Kenny, el protegido

Arruinada y sola, Sante decidió buscarse una nueva víctima de la que aprovecharse. En su camino se cruzó el millonario Ken Kimes, de 52 abriles, un promotor inmobiliario que construía moteles por todo Estados Unidos. En 1971, el patrimonio de Ken Kimes era de 22 millones de dólares, así que ideó la mejor modo de conquistarlo. Y lo logró, pese a la robusto concurso de los hijos de Ken. Finalmente, la pareja se casó y, el 24 de marzo de 1975, nació Kenneth -Kenny- Karam, el otro protagonista de esta historia.

Durante toda su infancia, Sante aisló a Kenny de la sociedad: tuvo una educación en casa con profesorado particular, no le dejaba tener amigos ni relacionarse o socializar con otros niños, ni por supuesto hacer cosas propias de su etapa. La origen desarrolló una relación tóxica y absorbente con su hijo y, en todo momento, le hizo partícipe de su banda confuso, el delictivo.

Ken Kimes y su hijo Kenny

Ken Kimes y su hijo Kenny

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El 12 de julio de 1985, aquella vida idílica y de película se truncó: el FBI irrumpió en la casa que la tribu tenía en Las Vegas y detuvo a Sante por tráfico de personas y esclavitud. La mujer se aprovechaba de la situación de vulnerabilidad de inmigrantes mexicanas para tratarlas como esclavas. Fue condenada a cinco abriles de prisión.


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Una vez en espontaneidad, Sante continuó con su vida de pompa, hasta que Ken falleció de un aneurisma. Era el 28 de marzo de 1994. Para evitar que los hijos de Ken heredasen parte del patrimonio, la estafadora optó por ocultar públicamente el fallecimiento, incinerar su cuerpo y hacerse suceder por él en el faja. A Kenny le contó la verdad y le aseguró que si confesaba lo ocurrido se quedarían en la calle. El damisela la creyó y la apoyó.

Kenny Kimes

Kenny Kimes

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Durante dos abriles, Sante mantuvo en secreto la homicidio de su tercer marido. Pero uno de los inversores bancarios del fallecido, Syed Bilal Ahmed, se percató de ciertos movimientos sospechosos en Las Bahamas. Así que, en apariencia de que no conseguía localizarlo, decidió saludar a Ken. Al datar, Sante y Kenny lo recibieron, aludiendo a un alucinación inesperado del vanguardia de tribu, lo llevaron a cenar y, durante el café, lo drogaron.

Ya en la casa, lo metieron en la bañera y lo ahogaron. Kenny se deshizo del cuerpo tirándolo al océano, que en absoluto fue incompatible. Origen e hijo decidieron poner tierra de por medio y alucinar a Florida, donde iniciaron una oleada de robos, por lo que fueron detenidos momentáneamente. Los dejaron en espontaneidad.

Syed Bilal Ahmed, asesinado por Sante y Kenny Kimes

Syed Bilal Ahmed, asesinado por Sante y Kenny Kimes

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En marzo de 1998, David Kazdin, amigo de los Kimes, se enteró de que Sante le había falsificado su firma para obtener un préstamo por valencia de 280.000 dólares y poniendo su casa como aval. Así que habló con Sante para solucionarlo o interpondría una denuncia. La mujer lo tranquilizó y le aseguró que su hijo lo arreglaría todo.

Kenny y un amigo acudieron a la casa de David en Los Ángeles, pero acabaron con su vida. En cuanto la víctima les abrió la puerta, Kenny sacó un armas y le pegó un tiro en la testuz. Luego, los dos jóvenes cargaron el cuerpo en el maletero y lo tiraron a un contenedor de basura en un callejón próximo al aeropuerto.

David Kazdin, víctima de los Kimes

David Kazdin, víctima de los Kimes

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La encerrona

Con varias estafas y muertes a sus espaldas, los Kimes cambiaron de rumbo y se instalaron en Nueva York. Allí conocieron a Irene Silverman, de 82 abriles, una mujer adinerada con un patrimonio de más de siete millones de dólares y que, por otra parte, tenía un residencia vacuo para arrendar. Origen e hijo se instalaron en él y, durante el subsiguiente mes, planificaron el homicidio de la anciana.

Primeramente, le falsificaron la firma para cambiar la escritura de propiedad de una de las mansiones de Irene. Y, en cuanto lo llevaron delante un protonotario, Kenny estranguló a Irene, metió su cuerpo en una bolsa de vela y lo arrojó a un contenedor de basura en Nueva Elástica. Tras el crimen, el 5 de julio de 1998, origen e hijo lo celebraron con un café en el mejor sitio de Nueva York.

Irene Silverman, asesinada por Sante y Kenny Kimes

Irene Silverman, asesinada por Sante y Kenny Kimes

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La extraña desaparición de Irene llevó a los investigadores a poner el foco en su círculo más próximo y, principalmente, en aquellas personas que acababan de datar a su vida. El nombre de Kenny aparecía en el diario de Irene: a la anciana le inquietaban sus nuevos inquilinos y así lo hizo constar en algunas páginas. Al comprobar la identidad de los Kimes, los agentes descubrieron los delitos de estafa, robo y falsificación que acumulaban. A excepción de, de extrañas desapariciones y muertes.

Entonces, encontraron un hilo de dónde tirar: la pistola usada por Kenny en el crimen de David Kazdin. Su mercader era Stan Patterson, que conocía tanto al damisela como a su origen. Stan se prestó a cooperar con la policía para evitar ser destacado de fraude hipotecario. 


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Gracias a él, los criminales fueron detenidos con numerosa documentación y cheques a nombre de Irene Silverman. Durante el registro del domicilio, igualmente se incautaron pelucas, drogas para anular la voluntad, bolsas de basura y cinta adhesiva, y folios con la firma de Irene, como si estuvieran practicando la falsificación.

Sante Kimes, durante el juicio

Sante Kimes, durante el querella

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En diciembre de 1998, Sante y Kenny Kimes se sentaron delante el tribunal acusados de 84 cargos, incluido el de homicidio, pese a que el fallecido de Irene Silverman en absoluto fue recuperado. Durante la apariencia, la matriarca denunció a sus propios abogados por tenderle una trampa y acusó al fiscal de “asesinar la Constitución”.

Aquella teatralidad exacerbada no dio resultado, el sentenciador la llamó al orden y fue declarada culpable y sentenciada a 120 abriles de prisión. Por su parte, su hijo Kenny fue condenado a 125 abriles de mazmorra. Pero todavía quedaban dos asesinatos por resolver, los de Syed y David.

Kenny Kimes, durante el juicio

Kenny Kimes, durante el querella

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La Fiscalía presionó a Kenny, le ofreció dependencia perpetua en vez de pena de homicidio si por otra parte implicaba a su origen, y así lo hizo. El damisela delató a su origen, “uno de los individuos más malvados”, según afirmó el sentenciador, y uno y otro fueron condenados a dependencia perpetua sin posibilidad de espontaneidad condicional.

Sante falleció el 19 de mayo de 2014 en el correccional para mujeres de Bedford Hills (Nueva York). Tenía 79 abriles. En cuanto a Kenny, el enemigo se encuentra actualmente en el centro penitenciario Richard J. Donovan de California. Hace unos abriles, el enemigo descubrió el inclinación y, según él, fue lo que le ayudó y convirtió. “Ahora sé lo que es el inclinación de verdad y comprendo lo que les quité a las familias y amigos de Irene, David y Syed. Les quité el regalo más preciado. Robé lo único que nunca podremos devolver. La mazmorra no me ha reformado. El sistema no me ayudó a despabilarse la absolución. Lo hizo el inclinación”, dijo.

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