El extraño caso de Carmen Fernández, la camarera desaparecida a bordo de un buque del CSIC


9 de septiembre de 2023, hora de la cena. Carmen Fernández sirvió el menú de sombra al clase de tripulantes del buque oceanográfico del CSIC García del Cid mientras el barco se encontraba a al punto que 30 kilómetros de la costa valenciana de Gandía. A la mañana posterior, ya no estaba. Faltaba una tripulante y a las 08.20 horas Socorro Marino recibió el primer aviso. En ese momento comenzó la angustiosa búsqueda de la camarera que desapareció en plena travesía y que un año a posteriori no ha conseguido desprenderse de dos importantes precedentes vinculados: un extraño mensaje a sus familiares y una denuncia a un compañero abriles antiguamente por asalto sexual.

El pasado mes de abril la Audiencia Provincial de Valencia confirmó el utilitario emitido por el Supremo de Instrucción número 3 de Gandía que decretaba el archivo y sobreseimiento provisional de la causa abierta por la desaparición de María del Carmen Fernández, una mujer de 43 abriles, natural de Cangas (Pontevedra), casada y con tres hijos.

Una resolución contra la que no cabía solicitud pero que sí recibió la crítica de sus familiares, apenados porque el caso «se cerró sin que se practicaran ninguna diligencia jurídico en almohadilla solamente al atestado y las pruebas remitidas por la Gendarme Civil, y que consisten en la inspección del buque y toma de afirmación al capitán del mismo, tres compañeros de trabajo y al marido de la desaparecida».

Su abogado, Diego Leis, anunció nuevas demandas para ilustrar las extrañas circunstancias de la desaparición de la camarera, que ahora cumple un año y que el software Salvados de La Sexta rescata cercano al afirmación de otras mujeres víctimas de agresiones sexuales en incorporación mar. Fernández consiguió plaza en el García del Cid en 2018, un año a posteriori denunció a un compañero de tripulación por un supuesto delito de estas características.

El caso fue archivado en 2020 a posteriori de que, según el utilitario, ambas partes presentaran un escrito conjunto para aclarar que se trataba de un malentendido. No obstante, ella permaneció de desprecio hasta julio de 2022 pero siguió sin trabajar puesto que no quería reencontrarse con el tripulante hasta que finalmente se vio obligada a retornar a su desempeño en el buque del CSIC en septiembre de 2023. Antiguamente, asimismo tuvo que someterse a un curso sobre acoso sexual.

Según contó su leído, cuando pretendía subir al barco, atracado en Barcelona, se encontró al hombre que denunció por asalto, pero este no llegó a zarpar con el resto de la tripulación. «Es una de las cosas que debe aclarar la investigación, cuánto tiempo se vieron y qué pasó entre ellos», afirmó Leis.

Durante las primeras semanas de búsqueda, la clan llegó a murmurar la «total desatiendo de comunicación» por parte del CSIC. «Desconocemos si se aplicaron medidas o protocolos de prevención del acoso. Desconocemos los medios que el CSIC proporcionó para la búsqueda en el mar, cuando en otros casos de desapariciones movilizó abundantes medios, y desconocemos si durante la navegación se cumplieron o no las normativas sobre seguridad marítima», suscribieron sus allegados.

Un diario como prueba

Antiguamente de enredar, relataron sus familiares que Carmen se encontraba «animada» y «con ganas de enredar». «Una vez en el mar no sabemos qué fue lo que le pudo arrostrar a esa atrevimiento. Ella estaba proporcionadamente», confesó su abogado en cuanto a la hipótesis con más indicios, que la mujer decidiera matar con su vida. De hecho, se especuló con que había dejado en su camarote una suerte de mensaje de despedida cercano a su diario horas antiguamente de desaparecer. No obstante, la clan puntualizó que se trataba de una comunicación en la que evidenciaba que estaba desanimada, pero no a tal extremo de interpretar que quería o pretendía suicidarse.

El buque realizaba entonces una campaña oceanográfica internamente de un tesina europeo coordinado por el Institut de Ciències del Mar (ICM) del CSIC en Barcelona. En concreto, un estudio de las propiedades ópticas del fondo marino mediante el uso de parámetros físicos con la roseta oceanográfica, un dispositivo utilizado para tomar muestras de agua.

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *