Hasta Mazan, un pueblo de 6.000 habitantes al sur de Francia en el que hoy solo dan la cara las fachadas de las casas, llegaban decenas de hombres reclutados por Dominique Pelicot a través de internet. Les proporcionaba el cuerpo de su mujer sometida a altas dosis de sedantespara que pudieran violarla.
Un bombero, un periodista, un consiliario municipal o un médico, entre otros, figuran entre la registro de acusados. Son hombres ‘normales’ de entre 26 y 74 primaveras sin patologías, muchos de ellos vecinos de la víctima y el asaltante. No hay un perfil concreto de los hombres que Dominique Pelicot seleccionaba para ofrecerles el cuerpo de su mujer drogada, la cual llegó a pensar que sufría un tumor cerebral por los olvidos que padecía.
Inquietud en el pueblo de Mazan
Los agresores sexuales acudían a la casa de los Pelicot para violar a Gisèleen la pequeña población de Mazan. ‘El monstruo de Mazan’, tal y como le han apodado, pedía a los delincuentes que se quitaran la ropa en la cocina y que no usaran perfumes intensos para evitar despertar a la víctima o dejar indicio de su colonia en ella. Gisèle Pelicot fue violada por 80 hombres durante una lapso bajo sumisión química, hechos que han podido descubrirse ahora porque su marido grabó y tituló las agresiones, guardándolas en su móvil y ordenador personal.
Gracias a este material croquis, se ha identificado a 51 de los 80 presuntos violadores. Quedan 30 hombres por detener. Podría ser el vecino de la casa de al banda. En el pueblo hay tensión y desconfianza. Algunas personas tienen miedo porque la Policía ya ha detectado, al menos, dos imitadores. Otros vecinos aseguran que Pelicot no procede de este pueblo y que los delincuentes son de otras poblaciones.
Solo dos hombres a los que Pelicot ofreció su mujer se negaron violarla, aunque no denunciaron. Esta es otra de las incógnitas del caso, que abre un debate aún longevo, el de la civilización del encubrimiento entre los hombres.
Así era en efectividad Dominique Pelicot
Pelicot es un hombre de 71 primaveras que, para sus vecinos e incluso para su propia mujer antiguamente del antinatural disimulo, era una persona cariñosa, amable y ocurrente. Pero en este sumario se desmorona la persona y aparece el personaje negro, colérico, muy peligroso y maniático sexual, según lo describen los forenses. El supuesto asaltante declarará este lunes, aunque ya tendría que haberlo hecho, pero la defensa alegó que estaba enfermo.
Gisèle sí ha poliedro la cara, sí ha querido que el proceso fuera extenso al manifiesto y sí ha mirado a los fanales a todos los que la miraban cuando ellos veían a una ‘muñeca de trapo’ de la que pasarse. Calma en este sumario que se haga equidad para ella y para sus hijos. Así, en este calvario legislativo y psicológico, esta mujer además investigación lo mejor para su hija Caroline, quien teme que su padre pudo hacer lo mismo con ella que con su matriz, entre otras razones, porque en el ordenador de Pelicot se han opuesto fotos de la mancebo desnuda.
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