Los etarras Ata y Sahatsa niegan su participación en cuatro atentados de ETA en 2002


Los etarras Mikel Kabikoitz Carrera Sarobe (Ata) e Itxaso Zaldúa (Sahatsa) han torpe este lunes en la Audiencia Doméstico que tuvieran nulo que ver con tres atentados que se atribuyen al comando Basajaun de la pandilla terrorista ETA en el año 2002 y por los que los dos se sientan de nuevo en el banquillo. Se juegan cada uno hasta 167 primaveras de prisión por delitos de estragos terroristas, lesiones, robo de transporte y falsedad en documento conocido.

Contra la destreza habitual de desafiar la autoridad del tribunal negándose a participar en los juicios, los dos se han avenido a prestar afirmación. Ata, sólo a su letrada. Sahatsa, incluso a la Fiscalía y a la Asociación Víctimas del Terrorismo, que ejerce cargo. Y siempre para rechazar el relato según el cual, participaron en un coche proyectil en la Universidad de Navarra, otro contra el Corte Inglés de Zaragoza y otros dos contra las sedes de las empresas Uvesa y Ultracongelados Virto, todos el mismo año.

Las fechas cobran así una relevancia esencia. La defensa de Zaldúa se ha centrado en acreditar que contra lo que dice la cargo, ella no huyó de Hernani en el año 2003 y pasó a la clandestinidad en Francia consecuencia de las investigaciones por aquellas acciones terroristas, mostrando a la sala fotografías familiares y citas médicas.

Según ha explicado ella, que ha llegado por su propio pie a la Audiencia Doméstico, tras primaveras de militancia en organizaciones de la izquierda abertzale, era «muy activa a nivel pueblo» cuando, como «propagandista de Ekin», fue contactada por ETA en el año 2001 y comenzó a desarrollar funciones «de correo» y trabajos «almacenando material» que estaba «desperdigado». «Mi responsabilidad era arrostrar un almacén de explosivos y de armas, hacer inventario y tenerlo en una casa», ha señalado, para subrayar: «Nunca he fabricado un artefacto explosivo. Nunca he preparado un coche».

En ese contexto, de acuerdo a su traducción, se produjo una de las notas intervenidas y que pesa en su contra como indicio de que estuvo involucrada en las actividades del comando Basajaun. Ella lo sitúa como el mensaje que quería transmitir un terrorista que se puso en contacto presentándose «de sopetón» en casa de sus padres y pidiendo cobijo y un correo a la dirección. Le consiguió alojamiento y envió el misiva, función que siguió realizando hasta que a finales de 2003, ETA volvió a convocarla.

Una cita en Francia

«A finales de diciembre recibo un correo que me cita en Francia. Aparece una persona y sabe de mi, sabe las labres que realizo para ETA, sabe incluso así como la otra persona que milito en Ekin y me hace una fotografía de la estructura catastrófica y me plantea directamente reanimar estructuras en Francia. Fue así, textualmente. Eso lo remembranza», ha obvio.

Frente a el tribunal presidido por el magistrado Alfonso Guevara, ha subrayado que aquello le pilló por sorpresa, aunque lo había considerado alguna vez «en espiritual» y pidió tiempo para contestar. «Me dice de poner una cita y si aparezco proporcionadamente y si no, incluso, y le pido que sea en febrero porque el cumple de mi sobrina es a finales de enero y el de mi hermana, primeros de febrero. Finalmente, voy. Decido ir», ha señalado, situando en febrero de 2004 su paso a la clandestinidad y desvinculándolo de los atentados de 2002.

Aquel año consta en el sumario que cruzó dos veces a Francia pero para eso incluso da ella una explicación: iban a Vaqueira a esquiar desde Hernani y cruzando por el país vecino el camino es «horas más corto». Ha torpe que tenga relación alguna con que acabara de practicarse la detención de Ibon Fernández Iradi, mote Susper, el certificador de ETA que almacenaba entre otras las notas que ella iba enviando.

«Ninguna billete»

En cuanto a Carrera Sarobe, ha comparecido tras la mampara de seguridad de la sala de vistas y ha subrayado que no tuvo «ninguna billete» en esos atentados, aunque formase parte del comando Basajaun al que, de acuerdo a su afirmación, no estaba adscrita Zaldúa.

En esta ruta, ha incidido en que siendo este el nombre en esencia del género era como firmaban las comunicaciones mecanografiadas a la dirección y las remitidas acerca de estos ataques con explosivos que constan en la cargo llevan la rótulo «BS».

«No vas a hacer una esencia de una esencia y la mía era Basajaun», ha zanjado. Según ha dicho, en 2002 vivía en Navarra y hacía «vida regular». «No tuve ninguna billete», ha dicho preguntado por los cuatro atentados objeto de querella.

En la sesión han ido compareciendo los instructores de los atestados de cada uno de los ataques, que se han ratificado en sus informes. En todos los casos hubo un aviso previo de la pandilla terrorista, que sobre el de la Universidad de Navarra había avisado incluso al diario Gara. La golpe ya se había producido cuando las fuerzas policiales llegaron a la zona.

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *