Jean-Pierre Maréchal, un excamionero de 63 abriles, es uno de los principales discípulos de Dominique Pélicot, conocido como el “monstruo de Mazan” y que organizó una serie de prácticas sexuales que involucraron a su propia esposa.
El discernimiento se lleva a extremo en el Tribunal Criminal de Vaucluse, donde Maréchal ha confesado acaecer drogado y violado a su esposa en al menos doce ocasiones entre 2015 y 2020. Siguiendo el método de Pélicot, Jean-Pierre utilizaba ansiolíticos para dejar a su esposa inconsciente, permitiéndole cometer sus crímenes sin resistor.
De las decenas de veces que la drogó, solo cinco ansiolíticos tuvieron el sorpresa suficiente como para poder atropellar de ella. Las pruebas presentadas incluyen imágenes y vídeos descubiertos en el disco duro de Pélicot y que documentan las agresiones cometidas por Maréchal.
Conoció a Pélicot en una plataforma de encuentros indicación ‘Coco’, cerrada en junio. Se conectó a esa página “por casualidad”: el excamionero consultaba sitios pornográficos y le llamó la atención una ventana emergente. Y fue donde le propuso ir a violar a su esposa Gisèle, poco a lo que Maréchal rechazó porque no podía violar a una mujer que no fuera la suya.
Durante el discernimiento, Cilia Maréchal, la esposa de Jean-Pierre, ofreció un afirmación desgarrador. Relató cómo se despertó una tinieblas y encontró a Pélicot inmediato a la ventana de su habitación, mientras su marido permanecía en la cama. Aunque inicialmente no comprendió la seriedad de lo ocurrido, más tarde se dio cuenta de las violaciones que sufrió.
Pidió a su marido que nunca más le tocase a posteriori de lo que acababa de presenciar. Sin requisa, confiesa que nunca denunció ni se separó de él por razones económicas, ya que la mujer no tenía ingresos propios para residir por ella misma.
Criado entre cerdos
El caso además ha sacado a la luz los informes personales del excamionero, incluyendo historias de extralimitación y maltrato durante su infancia. El presidente del tribunal comenzó a ojear su historia emparentado contando que su infancia la pasó con cerdos en el bosque y que, al parecer, los niños pasaban desnudos la tinieblas atados a un árbol. Encima, su abogado, Maître Patrick Gontard añadió que el padre “organizó orgías frente a sus hijos”.
Su padre ofrecía a su matriz a otros hombres cuando ella se encontraba en coma etílico. La mujer murió de cirrosis, una de sus hermanas se suicidó y otra era una “drogata perdida”.
Maréchal se arrepiente
Maréchal, consciente del daño irreparable que ha causado, declaró frente a el tribunal: “Merezco la cautiverio perpetua“. Sus palabras reflejan el rectificación de sus acciones, aunque para muchos, incluida una de sus hijas que describió sus actos como imperdonables, llega demasiado tarde.
Pélicot es una figura central en este caso y reconoció frente a el Tribunal de Aviñón que “soy un violador, como todos los acusados presentes en esta sala”.
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