Charo Ortiz y José Vicente Roca fueron desahuciados de su vivienda en Alicante y, en presencia de la imposibilidad de encontrar un arrendamiento asequible, se vieron forzados a poblar en la playa, según su denuncia a los medios de comunicación. La crisis de Charo y José Vicente comenzó en julio, cuando fueron desahuciados de la vivienda en la que llevaban residiendo siete primaveras con su hija. El arrendamiento mensual ascendía a 350 euros, pero la pareja acumuló una deuda de 1.200 euros al no poder hacer frente a los pagos. Aunque Charo consiguió reunir 900 euros para saldar parte de la deuda, el desahucio se hizo efectivo, y desde entonces no han podido encontrar otro hogar coincidente a sus capacidades económicas.
El mercado inmobiliario está experimentando una importante subidade los precios, no solo Alicante, sino muchas ciudades de España y la pareja no pudo hacer frente a las altas fianzas y a los avales exigidos para lograr a un arrendamiento. Encima, el Comunidad de Alicante ha emitido un documentación que reconoce su vulnerabilidad, pero no cumple los requisitos para cobrar ayudas de emergencia habitacional, al disponer de ingresos y no tener menores a su cargo.
Habitar en la playa: la única opción
En presencia de la errata de opciones, la pareja optó por instalarse en la playa de San Gabriel, extensión en el que montaron una tienda de campaña. Sin retención, la estatuto municipal de Playas y Calas de Alicante prohíbe expresamente la campamento en la costa, por lo que las autoridades locales les obligaron a quitar la tienda. Desde ese momento, la pareja ha estado durmiendo bajo una sombrilla, con José Vicente utilizando una colchoneta y Charo intentando acogerse del clima con un parasol. “Venimos aquí porque no nos llegaba para más”, asegura la pareja.
Las soluciones ofrecidas por los servicios sociales han sido rechazadas por la pareja, ya que no consideran viable asistir a un albergue o a un centro de acogida. “Lo único que pedimos es que nos ayuden, que muevan las listas y si hay cualquiera que tiene una casita en la que podamos alojarnos, podríamos ayudar en lo que haga errata”, reivindica la pareja.
Su hija, una prioridad
Una de las mayores preocupaciones de la pareja es su hija, que recientemente cumplió 18 primaveras y ha comenzado a estudiar un Punto de Atención a la Dependencia. A pesar de la difícil situación económica de la clan, Charo y José Vicente han decidido priorizar el bienestar de su hija, alquilando una habitación por 300 euros para que pueda estudiar. “Ella sufre al vernos así, pero haré todo lo que esté en mi mano para que no le falte un techo”, comenta Charo.
El coste de la habitación para su hija y el arrendamiento de un trastero en el que guardan sus pertenencias asciende a 590 euros al mes, lo que deja a la pareja con muy poco ganancia para otras micción básicas. Esto los obliga a seguir viviendo en la playa mientras intentan encontrar una posibilidad que les permita lograr a una vivienda digna.
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