Junqueras lanza su candidatura con un gesto de fuerza y un ataque frontal a Marta Rovira


La partida por el liderazgo de Esquerra Republicana está definitivamente puyazo y su expresidente Oriol Junqueras se confirmó esta tarde como el más serio pretendiente al guatar casi hasta la bandera un circuito de 1.500 personas en Olesa de Montserrat (Barcelona). El equipo de su candidatura traslada que su plan, agrupado bajo la plataforma Militància Decidim, es el que cuenta con el apoyo mayoritario de la militancia, poco no obstante que no se conocerá hasta el 30 de noviembre, cuando se celebre el congreso extraordinario del partido para nominar a la nueva dirección.

Con todo, el acto de hoy en Olesa –unos 1.500 asistentes sobre una militancia de 8.300– lanzó el mensaje resolutivo de que Junqueras no piensa bajarse de la carrera, tal y como le piden las otras candidaturas presentadas, que enarbolan el mensaje de la renovación de liderazgos. En Olesa, y en presencia de un notorio que le aclamaba al alarido de «presidente», Junqueras no solo se mostró como el más serio pretendiente sino que lanzó un ataque durísimo, aunque sin mencionarla, contra la contemporáneo secretaria normal, Marta Rovira. A ella y a su equipo les acusó de acaecer formado una suerte de cúpula paralela al ganancia de los órganos de dirección, de «traicionar los principios» del partido y de haberles hecho «tener lugar vergüenza», en insinuación a los carteles denigratorios contra los hermanos Maragall. La táctica de Junqueras, quedó claro ayer, pasa por eludir cualquier responsabilidad sobre la preparatorio etapa, incluyendo los últimos retrocesos electorales, y por la dureza empleada ayer, queda claro que la confluencia con las otras candidaturas es inasequible. El choque es ineludible.

Esta tarde era importante calibrar el tono de Junqueras, sorprendentemente duro para lo que en él es habitual, pero igualmente su capacidad de convocatoria. Dio sin duda un sorpresa a sus rivales. Enfrente tiene tres candidaturas, aunque solo la definida como «rovirista», por el apoyo implícito de la aún secretaria normal, Marta Rovira, tiene posibilidades reales. Este peña, que solo se articuló como una forma de impedir que Junqueras repita defiende que es necesaria una renovación en la cúpula y tiene la desventaja de que su inicio visible, el exalcalde de Vilassar de Dalt (Barcelona) Xavier Godàs, no es escasamente conocido. De hecho, la candidatura que lidera, Nova Esquerra Doméstico, arrancó sin inicio visible hasta esta misma semana.

Adicionalmente de Godàs han anunciado su intención de concurrir al congreso el exdiputado y maestro de la Generalitat Alfred Bosch y el colectivo Primer d’Octubre, aunque de estos últimos se tienen dudas de que lleguen a reunir los avales necesarios. Tanto estos como Bosch propugnan, por otra parte de nuevos líderes, un locución clave para arruinar con la política de acercamiento al PSC y al PSOE. Por contra, las dos candidaturas con más posibilidades, la de Junqueras y la de Godàs no cuestionan esta ruta de acto, aunque hay matices. Si aceptablemente Junqueras ha sido el ideólogo de esa táctica y la contemporáneo dirección liderada por Rovira fue quien cerró el pacto para investir a Salvador Illa, la candidatura renovadora defiende que entre sus filas hay defensores y detractores del acuerdo –asegurando que su plataforma es la que más se parece pues a un partido que votó dividido sobre el pacto–, mientras que en la del expresidente son monolíticos.

Lo que sí queda confirmado tras el acto de ho es que la posibilidad de una confluencia de candidaturas que evite que el congreso de noviembre sea de confrontación es ahora inasequible. Primero, porque la candidatura rovirista exige para cualquier acuerdo que Junqueras no tenga responsabilidades ejecutivas en la próxima dirección, y segundo porque el propio aludido, viéndose musculoso, más luego del satisfecho de hoy, no piensa dar un paso detrás, como explican a torrevieja news today desde su entorno. Mientras unos acusan a Junqueras de empecinamiento personal, el pretendiente a presidente les acusa cabal de lo mismo, de resistir la discusión precisamente a lo personal.

Hoy mismo, en una entrevista en el diario ‘Ara’, Xavier Godàs descartaba cualquier acuerdo con Junqueras, mientras que su segunda, la diputada Alba Camps, insistía en que su candidatura propugna una ERC con «mucha más democracia, con una toma de decisiones compartida, un plan mucho más colectivo y sobre todo esto, asimilar quién decide las cosas». Una forma de contraponer su software al exceso de personalismo que le achacan a Junqueras.

Lo que sí queda claro es que la apariencia de partido fiable y cohesionado que ha transmitido Esquerra en la última etapa ha saltado por los aires cuando los resultados electorales han sido malos. Las elecciones de mayo se llevaron por delante no solo la presidencia de la Generalitat sino la paz interna. Episodios como el de los carteles denigratorios contra los hermanos Maragall, que salieron desde las propias filas del partido, sacaron a la luz un estructura ‘B’ interna para realizar acciones no convencionales, unas prácticas de las que ahora nadie se hace responsable. Junqueras acusa a Rovira, mientras que desde el entorno de la secretaria normal se asegura que el primero sí era conocedor.

A ello aludió ayer precisamente la secretaria normal de ERC, Marta Rovira, que instó durante su intervención en el Consell Doméstico del partido a utilizar el congreso de noviembre para renovar no solo liderazgos sino maneras de funcionar. «Hace error igualmente que nos repensemos en presencia de los errores garrafales, los fallos éticos y morales que ha hecho nuestra ordenamiento y en presencia de protocolos y procesos internos que no han arruinado de colocarnos, aún a día de hoy, en el área donde deberíamos estar como ERC». Les queda mucho trabajo por delante.

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