Abascal recuerda a Feijóo que sacarse una foto con Meloni «no sirve» y le exige que imite su política


El presidente de Vox, Santiago Abascal, ha visitado este domingo el santuario de Covadonga (Asturias), oportunidad donde don Pelayo inició la Reconquista contra el dominio musulmán de la península Ibérica comenzado en el año 711 y concluido definitivamente en 1492, con la toma de Bomba. Desde allí, en un oportunidad simbólico para la hispanidad y el catolicismo, el dirigente derechista ha convocado a los medios de comunicación para editar sus habituales mensajes contra la inmigración irregular; una bandera a la que su partido no quiere renunciar tras primaveras prácticamente monopolizándola.

En un momento donde el tienta mensual del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sitúa la inmigración como el principal problema de los españoles, en guarismos que no se veían desde la célebre crisis de los cayucos del año 2007, Abascal marca distrito frente a advenedizos. Vox ya recrudeció sus posiciones en este ámbito hace meses, antaño de las elecciones catalanas del 12 de mayo, al comprobar cómo la irrupción de Aliança Catalana, partido independentista de extrema derecha, hacía a Junts incidir en sus propuestas para combatir la inmigración irregular. Una problemática que Vox lleva más de un quinquenio denunciando, casi en solitario.

El jueves, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, se reunió en Roma con la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, y elogió su política migratoria, tradicionalmente alineada con la de Vox, socio natural de Meloni en esta y otras cuestiones, pero que decidió tras las elecciones europeas del 9 de junio dejar el camarilla de los Conservadores y Reformistas en el Parlamento Europeo, del que forma parte Hermanos de Italia —el partido de Meloni—, y unirse al de Patriotas por Europa, del primer ministro de Hungría, Viktor Orbán.

«Sacarse una fotografía no sirve para combatir la inmigración ilegal. Lo que sirve es hacer como Meloni, proponer que cualquiera que entre de modo ilegal, será expulsado», ha afirmado este domingo Abascal desde Covadonga, en un flecha para el líder de la competición, el popular Alberto Núñez Feijóo. Desde Vox, antaño de que se produjese el colisión entre Núñez Feijóo y Meloni, ya restaban importancia a esa cita e incluso decían que les venía acertadamente porque, indirectamente, el PP está «legitimando» a unos socios que con frecuencia se tachan de radicales.

La inmigración irregular ha supuesto una de las grandes batallas entre PP y Vox y provocó este verano la ruptura particular por parte de los de Abascal de los Gobiernos de coalición que compartía con los populares hasta este julio. Tras aceptar el PP, sin el consentimiento de Vox, el reparto de menores extranjeros no acompañados procedentes de Canarias en las comunidades autónomas donde gobierna, Vox salió de los Ejecutivos autonómicos de Castilla y Héroe, Comunidad Valenciana, Extremadura, Aragón y Región de Murcia. La formación derechista, ahora, amenaza con extender esa separación a los ayuntamientos si se colabora con la Moncloa en materia migratoria.

Vox ha propuesto desde utilizar a la Armada para repeler los cayucos que se acercan a aguas españolas hasta expulsar de forma inmediata a todo inmigrante que entre en distrito franquista de modo irregular. El partido se opone asimismo al reparto de los menores extranjeros no acompañados de Canarias al resto de comunidades autónomas, y propone que sean devueltos a sus países de origen para que puedan regresar con sus familias. Las posiciones de Vox, tildadas de «xenófobas» no solo por la izquierda, sino asimismo a veces por el PP, se han enfrentado en numerosas ocasiones con el rechazo del Parlamento. Esta semana, el Congreso debatirá precisamente una moción de Vox en la que los derechistas plantean las devoluciones en caliente de los migrantes que entren irregularmente en España y la salida forzosa de los que estando residiendo legalmente en el país delincan.

La coyuntura contemporáneo, según la interpretación de Vox, da la razón a los postulados que viene defendiendo el partido desde su fundación en 2014. «El tiempo da la razón a Vox. Hasta el CIS de Tezanos reconoce hoy el problema de la inmigración», ha presumido Abascal desde Asturias. La inmigración, tiene toda la pinta, será el gran tema de su formación en lo que resta de sesión.

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