El 40% de los padres no controla lo que hacen sus hijos menores de edad en las redes sociales: “Si supieran los riesgos que hay no les entregaran un mvil”


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Un coche realizando un cambio de sentido ilegal en el centro de Madrid activ las alarmas de la Polica. El varn al volante tena varios circunstancias por pornografa inmaduro. En el vehculo tambin viajaban dos menores que slo conocan al adulto de un videojuego de internet. La historia no tuvo un desenlace trgico, pero refleja una sinceridad que la Fundacin SOL muestra en su crónica sobre el impacto y los posesiones de los contenidos digitales en menores.

Claudia Caso, directora de la fundacin, explica que el 40% de los padres no controla lo que sus hijos hacen con los dispositivos electrnicos cuando stos tienen menos de 15 aos por desliz de concienciacin: Si verdaderamente supiramos los riesgos, no entregaramos un dispositivo mvil a nuestro hijo. Creemos que una vez que est en casa ya est a aparte, pero entra en su cuarto, se pone con el mvil y nadie se imagina a un depredador contactando con l.

Entre los problemas que se esconden tras las pantallas y a los que los menores son susceptibles predominan el acoso (bullying), el robo de contraseas, el acoso sexual o (sexting) -uno de cada cuatro menores admite haberlo sufrido-, la suplantacin de identidad o la marginacin social. Otra de las alarmas que activa este crónica es el entrada al porno: Les llega, ellos no tienen ni que despabilarse ; cada vez es ms sencillo que lo encuentren sin buscarlo, explicaron la semana pasada durante la presentacin del estudio.

Segn el Ocupación de Imparcialidad, ms de la medio de los adolescentes consume pornografa de forma regular en Espaa y el 53% de los jvenes entre 12 y 15 aos afirma ocurrir trillado porno por primera vez entre los seis y los 12 aos. Otro cifra revelador es que el 96% de los menores entre los 11 y los 14 aos posee al menos un dispositivo de uso personal -en el 80% de los casos es el mvil-. Y cuatro de cada 10 menores de seis aos tienen uno propio. Al realizar este estudio hablaron con nios que les decan: Yo no ped la tablet, me lleg un da como regalo sin pedirla.

Celso Arango, director del Instituto de Psiquiatra y Vitalidad Mental del Hospital Gregorio Maran y cabecilla del Servicio de Psiquiatra del Nio y del Adolescente, sentencia de forma rotunda que el mvil es como un armas. Y seala que los padres no son conscientes del dao neurolgico que les estn causando a sus hijos con la sobreexposicin a las pantallas.

Las sociedades cientficas no recomiendan el uso de pantallas por debajo de los cinco aos y nunca por debajo de los tres. Las pantallas deben ser un complemento, no una alternativa, explica Arango a EL MUNDO tras poner como ejemplo la situacin habitual de un beb con el mvil en un restaurante para evitar que llore.

Una de las claves para hacer frente al problema es el dilogo con el pequeño: Si no los escuchamos, no vamos a entenderlos, explica Beatriz Izquierdo, criminloga que ha trabajado en el estudio. El 90% de los progenitores asegura conversar con sus hijos sobre las redes, sin retención, cuando son ellos quienes responden, slo el 63% admite que tienen estas conversaciones con sus padres. Aunque el crónica muestra una sinceridad esperanzadora: la mayora de los menores s acuden a sus padres cuando tienen un problema en la red.

La adiccin a redes sociales an no est reconocida como un trastorno psiquitrico, sin retención, el trastorno por dependencia a videojuegos s. Arango advierte de que puede ascender a ser ms peligrosa que la cocana, la herona o el cannabis. El Hospital Gregorio Maran tiene una pelotón especfica de adicciones comportamentales para tratar patologas que han surgido en los ltimos 10 aos. Desde 2010 la sociedad va a una velocidad tan rpida que el ser humano no es capaz de adaptarse, argumenta.

Arango aade que tratar solo al pequeño es un error, tambin hay que tratar a la clan. Si tenemos claro que los menores no son suficientemente maduros para fumar, succionar o incluso sufragar, por qu s les dejamos que tomen la decisin de producirse ms de seis horas diarias delante de una pantalla?. Delante esto pone una solucin sencilla: Cenen la clan; juntos, sin pantallas ni mviles.

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