Rutas exclusivas de 400 euros por el gabinete secreto de Goya para captar al turista de lujo


Los artistas eternos están dispersos por el mundo, pero Madrid es la excepción. Goya es la excepción. «No hay renta en el mundo que concentre la actos totalidad de obras de un gran músico», asegura a torrevieja news today Javier Blas, coordinador de proyectos de la Positivo Corporación de Bellas Artes de San Fernando, quienes cuentan con todos los grabados hechos por Goya y con la longevo colección de planchas de calcografía española. Es por eso que han concebido una experiencia de máxima intimidad para horadar en las piezas y comprobar en vivo la tajo artística que implican.

‘Traces: from painting to engraving’ es una nueva propuesta cultural de abundancia. Empieza con un itinerario pictórico a puertas cerradas donde el conservador del centro -no un tutor turístico- contextualiza distintos cuadros inmortales para entrar en esfera. Se detalla la historia del único Arcimboldo en España, se estudian los Rubens y los Zurbarán, hasta entrar a la obra magna: El Entierro de la Sardina, de Goya. Pareciera inverosímil, pero esto es sólo el preludio. Lo venidero es un primer repaso al ‘Nuevo Estancia Goya’.

En la soledad de su sordera, el zaragozano pasó de pintar retratos reales alegóricos a retratar las realidades sombrías de su ingobernable época. El cambio de concepto no fue imprevisto, en el medio reposa su arte manifiesto. Se comercio de una serie de grabados llamados ‘Caprichos’, ‘Desastres de la hostilidades’, ‘Tauromaquia’ y ‘Disparates’. Y en una proeza de la museografía moderna, la Corporación de San Fernando extendió considerablemente su espacio para exponer el conjunto inalterable de 228 grabados y sus láminas de cobre -alma máter que les dio primer nacimiento-. Antaño, injustamente, sólo se presentaban 45 obras.

Al entrar al gobierno, el conservador Alberto Urueña explica su valía: «Copias de estas piezas además las hay en Zaragoza y en Boston, pero nosotros tenemos las planchas originales». La posibilidad de calcar cuantiosos grabados de una sola viruta, hace que esta última sea la que adquiera valía. Por ello, Urueña recuerda que si se están exponiendo la actos totalidad de las planchas del considerado -junto a Rembrandt- como mejor impresor de la historia, entonces significa que el cliente está frente a la obra cumbre de la calcografía mundial.

Sólo cuatro fueron vendidas al Louvre, por sumas que sobrepasan el millón de dólares cada una. Y es que estas series son el antecedente principal de las Pinturas Negras; el fisco más preciado del Museo del Prado -junto con El Parque de las Delicias y Las Meninas-.

El historiador del arte Jaime Romero sostiene que las piezas -publicadas entre 1799 y 1823- satirizan la vida cotidiana española; otros como el ya mencionado Javier Blas afirman que muchas de ellas sólo buscaban representar su época con grotesca crudeza. La diferencia está en que la sátira, desde su afán ridiculizador, todavía no niega que una sociedad podrida pueda tener alternativa, mientras que lo chocante es pura desilusión.

Empieza entonces el primer itinerario por las series. Alberto Urueña prevé el contenido con una frase del mismo Francisco de Goya: «No hay reglas en la pintura», ambientando así la observación. Procede entonces a explicar dos de los conjuntos: ‘Caprichos’ y ‘Desastres de la Extirpación’.

El primer itinerario a los grabados

En las 82 piezas de ‘Caprichos’ se hace un repaso crítico de toda la sociedad. Todas las clases sociales, las profesiones, y las situaciones cotidianas, cubiertas bajo un ojo grave que las enturbia con codiciable destreza técnica. Destacan las llamadas ‘Asnerías’, donde muestran, por ejemplo, a un ignorante como médico haciendo un insuficiente trabajo al atender a su paciente. La divisa reza con ironía: ‘¿De qué mal morirá?’. Asimismo está otra de un burro-profesor, que se encuentra dando clases con un volumen que sólo tiene la verso ‘a’. El título: ‘¿Sabrá más el discípulo?’.

En Caprichos además está la famosa estampa 43. En ella, Goya confiesa su deteriorada condición mental. Un hombre tirado en su escritorio -seguramente él mismo-, adolece de su existencia mientras lo acechan lechuzas; el símbolo de la prudencia. Debajo del escritorio, el músico deja esta frase: ‘El sueño de la razón produce monstruos’.

Un texto llamado ‘Talento y Neuropsicopatología’, recopila documentación sobre las enfermedades mentales que atormentaban al pintor-grabador. Por ejemplo, de su bipolaridad hay cartas donde le confiesa a su mejor amigo: «Sigo igual en cuanto a mi salubridad, paso de una excitación que ni yo mismo me aguanto, a estar tranquilo como ahora, que cojo una pluma para escribirte, y ya estoy cansado».

Rendido a los estados alterados, utiliza el arte para relatar su vida y la de su distópico aproximadamente. ‘Caprichos’ es un tratado de psiquiatría colectiva pero que todavía permite espacio para ironizar. Aunque luego, el itinerario llega a ‘Los Desastres de la Extirpación’.

El conservador empieza a describir con detalle el contenido de las piezas: «Goya fue el primer reportero de hostilidades en el mundo», sostiene. El título argumenta a la ecuanimidad del músico en su desgarradora descripción de la hostilidades de independencia española. No existen personajes heroicos o historias gloriosas, todo indica sufrimiento. Javier Blas describe las obras como «una meditación universal de los conflictos bélicos».

Posteriormente de las explicaciones, los encargados de la experiencia sacan unas laminas de cobre para que el cliente pueda palpar los trazados. Por supuesto que no son las originales, pero forman parte de la experiencia íntegra que se quiere ofrecer. «Digitar las laminas de un aguafuerte admisiblemente hecho es otra forma de adivinar el arte. Es una especie de braille espiritual», dice el ya citado Jaime Romero.

La cámara acorazada y el arte en vivo

Pasados los Caprichos y los Desastres, llega el punto culmine de la turista: la tolerancia de la cámara acorazada. Ahí se guardan 10.000 laminas originales de todos los artistas que alguna vez pisaron la Calcografía Doméstico -la más antigua a nivel general, nacida en 1789-. En una puerta que, por seguridad, emula ser una simple hormaza, se abre la caja esforzado y se pueden contemplar las piezas, nunca antiguamente expuestas al notorio en toda la historia del centro. Se comercio, pues, de la colección más importante de laminas en el mundo.

Será el estampador oficial de la Corporación quien principio a desglosar análogo archivo, abriendo cajones y sacando planchas. No es posible fotografiar el interior de oficio, pero se comercio de una seguidilla de gavetas que se pueden destapar para explorar, y la plena disposición del diestro para detallar.

Una vez satisfechas todas las curiosidades, continua el itinerario. Lo venidero no es menos asombroso: el comienzo de una obra de arte en vivo. Se dispone el estampador a preparar sus materiales. Y explica su técnica, el aguafuerte. Costal su viruta de cobre, la cubre con un veta gallardo de barniz para protegerla. Explica que aquí es donde el cómico dibuja con una punta metálica. En este caso, se comercio de la iglesia de Notre Dame.

Se despeja el barniz de las líneas, y se introduce la viruta en una cubeta de unto mordiente que hace desaparecer el barniz; la capa protectora que, una vez nacido el dibujo, ya no tiene función. Por postrer, transporta la viruta ya preparada a una maquina citación tórculo, y pone un papel en blanco.

Dicho tórculo actúa como prensa, ejerce presión entre el metal y el papel, y así se reproduce la estampa. Es una mezcla indivisible y virtuosa del arte con la artesanía que en esta experiencia se puede presenciar con toda la calma del mundo.

Cuenta el estampador que Goya, encima de ser el más docto del aguafuerte en términos conceptuales, además lo era en la inventiv, al activo creado la técnica del aguazúcar. Método utilizado hasta estos días. Sin requisa, antiguamente de retornar al cómico, se avecina una última experiencia.

Ahí, en el taller privado de Calcografía Doméstico, a todos los que adquirieron el itinerario se les obsequia un aguafuerte llamativo del siglo XIX, hecho por el renombrado cómico Joaquín Pi i Margall. Las temáticas de su trabajo hacen referencias a clásicos literarios como La Iliada o la Divina Comedia.

El segundo itinerario de los grabados

Nuevamente se disminución a la exposición del gobierno de Goya. Toca conocer ‘La Tauromaquia’ y ‘Los Disparates’. Los primeros son una serie de grabados que hacen cita al toreo, pero no desde el punto de panorámica folclórico, si no, desde lo visceral.

El colegial Javier Blas comenta la posibilidad de un cambio de posición de Goya respecto a esta actividad, a la que antiguamente veía con buenos fanales. Uno de los números más representativos es el postrer, donde se relata la crimen del notorio torero Pepe HIllo.

Y por postrer, están Los Disparates, la serie más enigmática. Se comercio de lo funesto y chocante en su máxima expresión, con figuras deformes y devoraciones. «Hay seres sobrenaturales y monumentales frente a seres humanos diminutos. Esta es una serie onírica lo más cercana a las pinturas negras», dice Javier Blas.

«Goya se adentra en todos los aspectos del ser humano, desde sus pasiones más bajas hasta las más elevadas» dice Gonzalo Pascual, historiador del arte, para torrevieja news today. Y es que es la condición humana completa lo que está en revisión. Y su transito al estudio de lo chocante, pasa por la sátira como canal -el ejemplo es ‘Caprichos’- hasta entrar a putrefacción con ‘Disparates’, y perfeccionar esta desilusión con las pinturas negras.

Todo esto es meticulosamente enseñado en la experiencia ‘From Traces to Engraving’, que luego del esforzado consumo cultural, acaba en la Sala Canalejas para un disfrute gastronómico. Estarán esperando a los clientes con una cata de vinos y jamones, para luego invitarlos a una comida de abundancia en la arrocería St. James.

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