¿Cómo mantengo fría la insulina?


No tenían nadie cuando el volcán entró en erupción y el Tajogaite les ha quitado lo poco que tenían. Para Melisa, una de las personas que tres abriles a posteriori sigue viviendo en una caravana, el volcán le ha robado la dignidad como persona. Vivía de locación con su religiosa en Las Manchas cuando el 19 de septiembre de 2019 tuvieron que salir con lo puesto. Al no tener casa en propiedad y no tener un domicilio fijo, no se les considera oficialmente damnificados por la erupción, pero ellos sí se sienten afectados porque es mucho lo que han perdido. Melisa vive en una caravana prestada en una calle del pueblo de Los Llanos de Aridane, uno de los municipios más perjudicados por la erupción. Cuando se quedó sin casa, su religiosa invirtió lo poco que tenía en una caravana y la colocó en este motivo donde ya había otros damnificados.

Melita siquiera tenía casa en propiedad, vivía en una caravana en la costa, en el núcleo de El Charcón, de allí la Vigilancia Civil la evacuó poco a posteriori de que se iniciara la erupción. Primero estuvo en el hotel de Fuencaliente, en el otro banda de la isla; pero gastaba gran parte del parné de su pequeña pensión en gasolina y decidió coger su caravana y colocarla en esta calle, donde había otros afectados igualmente en este tipo de viviendas.

El comunidad en su momento les facilitó la luz y el agua pero hace unas semanas y sin previo aviso la han cortado dejándoles en una situación aún más precaria. Desde el consistorio su corregidor, Javier Llamas, asegura que no podían seguir manteniendo ese enganche “ilegal” que obtenía la luz de una escuela que está en funcionamiento desde que comenzó el curso. “Por otro banda estas personas estas personas no están damnificadas por el volcán porque no están en el registro único de afectados. Son vulnerables lo mismo que lo serían si no hubiera existido la erupción”.

Este corte de luz sin previo aviso ha afectado especialmente a Víctor y su mujer Silvia, ella es diabética y con la electricidad proporcionada por el comunidad podían tener encendida una pequeña fresquera que tenían colocada en la misma margen de la calle, bajo una carpa de toldo. En ella mantenían refrigerada la insulina de Silvia. “¿Qué hago ahora con mi mujer? ¿Cómo mantengo fría la insulina con el calor que hace aquí?” Se queja Víctor mientras denuncia que ni siquiera le hayan avisado antaño para estar prevenido.

Todos ellos son “los otros afectados del volcán”, algunos inscritos en el registro oficial de damnificados y con derecho a ayudas y otros sin ningún tipo de derechos porque no tenían nadie antaño de que explotara el Tajogaite, y ahora están en un escalón todavía inferior. El volcán se llevó por delante más de 2.000 viviendas, pero adicionalmente ha provocado que el precio de los alquileres suba hasta más de el doble en algunos casos.

La consecuencia directa es que muchas personas solo pueden aspirar a una habitación compartida por un precio que no disminución de los 500 euros. Para muchas de estas familias prefieren habitar casi en la calle a tener que compartir habitación con un desconocido.

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