El intento de desokupación del chalé de Lorenzo que la Policía Nacional frenó en Toledo


Lorenzo cuenta que sabía que el chalé pareado que compró hace una semana está ocupado ilegalmente desde hace cuatro o cinco abriles. Llevaba intentando «dialogar» con el morador tres o cuatro meses, pero siempre le dio largas. «He intentado localizarlo, pero ni siquiera se ha dignado a atenderme. He intentado negociar con él, pero no audición. Le quería echar una mano, ayudarle económicamente y lo que necesitase. Porque yo, al fin y al mango, la necesito para irme con mi tribu», relata a torrevieja news today.

Con todo, Lorenzo adquirió la vivienda en Toledo, en la avenida del Tilo de la colonia Valparaíso, sin verla antaño y sabiendo lo que había en el interior: «Si no me abre nadie, no habrá nadie en la casa. Y estaba convencido de que estaba comprando una casa desocupada». «Pero para asegurarme», continúa, acudió a APD Security Iberia, una empresa de desokupación. Su director, Antonio Plana, viajó este martes con algunos de sus empleados para intentar negociar con el okupa. Sin incautación, no dieron con él en la vivienda, por la que no pasa desde hace días, según esta empresa.

Avisados por APD Security Iberia, según explican, ocho policías nacionales se personaron en la puerta de la vivienda sobre las tres y cuarto de esta tarde. Lorenzo no estaba porque se encontraba de alucinación, pero sí sus padres, que se habían desplazado desde Villarrubia de los Fanales (Ciudad Efectivo) hasta la caudal de Castilla-La Mancha a petición de su hijo.

Sin la presencia del okupa y a posteriori de tomar la ficha a la decena de personas que había, incluidos el instalador de una empresa de alarmas y el redactor de esta información, el agente al frente del clan explicó a los progenitores de Lorenzo la situación, que previamente había innovador al dueño de la vivienda usando el teléfono de Antonio Plana.

Les aseguró que los agentes tenían «indicios» de que alguno vivía en el chalé, aprehendido ilegalmente a la luz, pero sin dar más explicaciones a los familiares del dueño y aunque a esa hora no había nadie en su interior. Asimismo advirtió que no se podía entrar en la casa, con una frondosa plantas en la entrada, ya que se podría incurrir al menos en un delito, irrupción de morada, encima de citar otros, como las coacciones.


El enganche del chalé okupado


manuel quemado

Recordó la ley, guste o no, y que las vías para echar a un okupa era la procesal y la policial. Lo dijo frente a el desconcierto de los padres de Lorenzo, quienes se marcharon en coche por donde habían venido mientras empleados de la empresa de desokupación se quedaban por los alrededores. Al filo de las seis de la tarde, pudieron cuchichear desde la calle con un hombre que había en el interior del chalé, que se identificó como amigo del morador y que llevaba varios días cuidándole la vivienda. «No tengo que cascar la puerta porque la casa no es mía», les contestó para zanjar la conversación.

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