Sustentar la esencia del “circo de siempre”. Ése es el objetivo fundamental. Abel Martín es el director de La Fiesta Escénica, una compañía asentada en Oia, Pontevedra, que suma más de 200 espectáculos en su activo y tiene casi 30 abriles de actividad. En todo este tiempo, esta empresa ha llevado la brujería a los 5 continentes con todo tipo de espectáculos, y ahora vuelven a sorprender con una manada de elefantas que no deja indiferente a nadie.
Mínimo más nos acercamos a sus instalaciones, nos reciben una de las hembras con su cría. A tamaño verdadero y con todo ostentación de detalles, solo con verlas impresiona. Pero entonces Felipe, diseñador principal de estas esculturas, activa el aleteo de las orejas, el movimiento de los fanales y la actividad de la trompa, que incluso echa agua, y nos deja boquiabiertos.
“Lo que hacen los elegantes en nuestro espectáculo es lo que harían los elefantes en el circo de los abriles 60, 70 u 80, que básicamente es estar”, explica Abel. Su objetivo es distraer la tradición sin tener que “utilizar” animales de verdad. “No queremos que estas esculturas hagan nadie que un elefante de verdad no haría, esa no es la intención”, continúa.
Llegaron de la India
Para construirlos el proceso ha sido holgado. Abriles. Viajaron hasta la India para observar a los elefantes en su hábitat natural. “Allí hay muchos elefantes en exención e incluso los hay en casas, hay masa que tiene elefantes, allí los observamos de verdad”.
Los elefantes hindúes son los que tradicionalmente eran utilizados en los circos. Por ello quisieron conocer de primera mano a escultores, especialistas, técnicas… Se tomaron todo el tiempo necesario para que el resultado fuera verdaderamente hiperrealista. Y vaya que si lo han conseguido. Desde allí han llegado estas majestuosas obras de arte que harán las delicias de todo el planeta. “El éxito está siendo total, en unos días uno se va para Francia y poco luego irán incluso a Alemania”, explica el director.
Atención a todos los detalles
Pese a la dificultad del duelo, La Fiesta Mágica ha rematado crear una manada perfecta. “Cuando haces una escultura de un dinosaurio, nadie puede comparar verdaderamente esa figura. No hay nadie que haya trillado un dinosaurio en la verdad. Pero, por suerte, los elefantes no se han extinguido, se pueden ver, era complicado”, asegura Abel.
Por ello se ha prestado atención a todos los detalles. 3,60 metros de pico en el que nadie se ha dejado al azar. Son todas hembras porque son las que verdaderamente crean la manada. Los machos viven en soledad en la años adulta y ellas cuidan de sus crías y avanzan juntas. Hasta eso se ha tenido en cuenta. “Por eso son un poquito más pequeñas de lo que sería un hombre”. Realismo total que ha sorprendido a los vecinos de esta plaza pontevedresa de Oia que pudieron presenciar el desembarco de los que podría decirse que son ya sus nuevos paisanos.
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