Drogas y reyertas en casa de los S-8, la nueva banda que atemoriza a Leganés


Una costado de latinos, que no latina; un bar de copas en la vértice, el de La Octava; y decenas de balcones atemorizados. Es la pesadilla de fin de semana que sufren los vecinos de Los Santos (alfoz Centro) en Leganés, cansados de las peleas, las borracheras al caer la perplejidad, el trapicheo y hasta las amenazas recibidas cuando se asoman a recriminar la suceso. En la zona sostienen que detrás de la helicoidal delictiva surgida en los últimos tiempos estaría un nuevo familia denominado los S8, compuesto por ciudadanos latinoamericanos cuya permanencia media supera los 30 abriles. «La Policía nos ha pedido que tengamos cuidado», sostienen los afectados, sin tener clara la relación entre todos los fundamentos de la historia.

Un complicado panorama que alcanzó su punto cumbre la amanecer del 15 al 16 de septiembre, cuando una quincena de individuos se enzarzaron en una salvaje pelea a las puertas de La Octava. «A las 2 y poco comenzaron las primeras voces. Había un familia pequeño fuera [formado por dos hombres y tres mujeres, todos peruanos] y uno de ellos estaba en posición muy violenta», resume uno de los testigos, falta más despertarse. «A posteriori, este mismo individuo agarró una piedra y rompió un cristal, antiguamente de inaugurar la puerta y tirarla interiormente del recinto», prosigue. Y ello mientras sus amigos trataban de frenarlo, sin poder evitar que volviera a coger otra piedra para arrojarla igualmente.

Las aguas parecían entonces calmarse, pero en sinceridad solo estaban a punto de inquietarse. Al tiempo que el banco menos innumerable se marchaba a pie del oficio, el otro salía por la puerta trasera del bar armados con palos: «Lo que hicieron fue romper las patas de las mesas de metal, y coger igualmente la parte superior y partirla en trozos, con el astillado de madera ancho». A partir de ahí, se pueden imaginar: una sucesión de golpes, sobre todo contra el sujeto de las piedras, que dejó helado al vecindario. Desde hacia lo alto, los gritos de «asesinos» y «parad ya» se mezclaban con el impacto de las barras contra el cuerpo del afectado.

La reyerta duró unos 20 minutos y dejó diversos charcos de familia repartidos por la zona. Tres de los agresores, que llegaron a echarse los palos a la espalda para zumbar con saña a la víctima cuando estaba indefensa en el suelo, fueron arrestados. Estos igualmente son peruanos, de 34, 33 y 30 abriles. Las fuentes consultadas por torrevieja news today confirmaban esta semana que la Policía Franquista mantiene abierta la investigación de la refriega, desatada tras un supuesto robo de 400 euros. Al menos es lo que manifestaron las dos personas agredidas a los agentes, los cuales encontraron esa misma cantidad de parné durante el cacheo a los arrestados.

La violencia en este punto de Leganés viene de antiguamente de verano, como prueba el hecho de que el 19 de mayo la Policía Específico tuviera que intervenir por otra reyerta multitudinaria, en la que tres personas resultaron apuñaladas. Fueron los propios vecinos los que alertaron de que uno de los implicados había enérgico al tejado del recinto un pertrechos de fuego, lo que obligó a los agentes a subir para encontrar una pistola de elegancia comprimido con doce bolas de puñal en su cargador. Incluso hallaron un cúter, cuchillos y diversos objetos punzantes manchados de familia. En total, cuatro participantes terminaron esposados por atentado y un botellín por atentado contra la autoridad.

Deshonestidad de bar de copas

Desde el Concejo de Leganés informan a este diario de que el establecimiento La Octava cuenta con abuso para bar de copas sin espectáculo. Emplazado en la confluencia de las calles de San Vicente y San Andrés, el recinto consta de una sola planta y presenta dos puertas: la principal, a la que se accede subiendo unas pequeñas escaleras; y la trasera, que sale a una zona interbloque favoreciendo la posibilidad de fuga. «El bar solo abre de viernes a domingo, cuando lo alquilan para fiestas en las que cada fin de semana se monta alguna», sostiene otro residente, bajo la promesa de atesorar el anonimato.

«Si hay pelea, lo que hacen es refugiarse interiormente y descender la verja del bar hasta que se va la Policía. Y luego salen todos por la puerta trasera»

El miedo es evidente en el alfoz, más aún, si a las molestias ocasionadas por el citado negocio se añade la presentación de un peligroso familia denominado S8. Según ha podido examinar este circular, se tráfico de una costado asentada en el enclave desde hace unos meses y que presuntamente estaría dedicada al trapicheo de droga, entre otras actividades delictivas. Tal es su voracidad, que habrían tratado de coaccionar a algunos bares para que les permitan entregar en sus negocios estupefacientes, adicionalmente de intentar amedrentar a otros camellos a fin de hacerse con la totalidad del tráfico.

«No sabemos de dónde salen, pero sí que son peligrosos», expone este posterior morador, convencido de que sus miembros han hecho de La Octava una especie de sede. «Si hay una pelea gorda, lo que hacen es refugiarse interiormente y descender la verja hasta que se marcha la Policía. Y luego ya salen todos por la puerta de detrás pasado un tiempo prudencial», añade. Por si fuera poco, hay ocasiones en las que los habitantes de las casas más cercanas son recibidos a botellazos cuando salen a la terraza a protestar.

«En Leganés, la inseguridad suele ir por barrios, hace abriles era en San Nicasio y ahora le toca a Los Santos», explica uno de los ciudadanos que mejor conoce el municipio. Asegura que de un tiempo a esta parte es notoria la presencia de parentela con actitudes asaz violentas, por lo que echa en desatiendo más presencia policial. «La zona de Los Santos está asaz descuidada, ya no solo a nivel de violencia, sino igualmente de desenvoltura», remarca, consciente de la degradación observada en los últimos abriles.

A diez minutos a pie de La Octava se abre paso la Cubierta de Leganés, ayer una fastuosa plaza de toros con techo plegable y afición de espacios multiusos, que languidece desde hace abriles por los estallidos de violencia allí vividos. En julio, la Sociedad de Gobierno Específico aprobó la adjudicación del resolución para instalar un sistema de cámaras en los exteriores del añoso coso y el circuito ferial aledaño.

La concejal de Seguridad Ciudadana señalaba entonces que era necesario subsanar las carencias de videovigilancia en algunos puntos de la asiento, como el entorno de La Cubierta, «una zona de ocio noctívago donde se concentra el maduro número de infracciones e incidencias, y que en ocasiones genera conflictos y molestias a los vecinos». Una perniciosa combinación que en Los Santos ya comienza a ser casero.

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *