No es de desterrar que en mis lecturas de prensa antigua aparezca con frecuencia esta calle; el motivo está claro, hoy sobrevive y es conocida por la presencia del Teatro Principal, pero en tiempos fue, inmediato a las Tiendas y Lamas Carvajal, el centro comercial de nuestra Auria. El amigo Arturo R. Vispo le ha dedicado un increíble manual, Crónicas dunha rúa, dando cuenta de vecinos y negocios, pero él mismo avisaba de que, dada la cantidad de movimiento de negocios en el tiempo, la historia quedaba inconclusa. Yo intento facilitarle datos, y de vez en cuando estimularlo a que se anime a redactar una segunda parte con artículos como este.
Como podéis ver, van apareciendo imágenes que ayudan a conocer mejor la historia, y aunque tengo que pedir disculpas por la calidad, doy por hecho que su valencia documental lo justifica.
La primera imagen que os muestro, aunque tengáis que intensificar la pinta, muestra perfectamente el comercio de tejidos que Anselmo Lozano abrió en Paz 4 a comienzos del siglo XX. Tenía el rimbombante nombre de El Louvre, y en él se vendía todo tipo de telas y complementos para las damas ourensanas, especialmente abanicos y sombreros. Quizás para explicar el nombre, don Anselmo posibilitaba que sus escaparates lo fueran para las obras de arte de artistas locales. Por desgracia, su sanidad no le acompañaba y en 1909 tuvo que traspasar el negocio (de hecho falleció 4 abriles a posteriori, a la perduración de 44 abriles). Cogieron las riendas en ese momento los hijos de Fernando Olmedo Ortega (Mariano, Leandro y José), reputado comerciante establecido en Pontevedra, al que sucedieron en 1903 sus hijos, quienes de modo brillante desarrollaron el negocio. En Ourense, aquel año 1909 nombraban administrador a “un tal” Alfredo Romero (creo que a muchos os sonará incluso este señor…). La historia de esta sociedad cualquier día protagonizará uno de mis artículos, pero ya os adelanto que en 1913 abrieron la segunda tienda en Ourense: La Casa Blanca, especializada en ropa de cama y ropa interior de señora, pero que con el tiempo se fue especializando en el tema novias; de hecho, mi abuela se refería a esa tienda, que estaba en Paz 3 (al costado del Latino), como “La Casa de la Novia”. Aunque fue de modo breve y incluso en la calle de la Paz, tuvieron un particular llamado La Bulla, según parece dedicado a ganga de artículos… El venidero hito de esta sociedad fue la comprensión de los grandes almacenes Olmedo en la punta de avda. Pontevedra con Lamas Carvajal, aunque muchos lo recordaréis como Almacenes Alfredo Romero.
La calle en aquellos abriles era conocida como “la calle de la moda”; bajos y pisos eran ocupados por comerciantes que ofrecían un existencias de altísima calidad y, en muchos casos, ofrecían la confección incluso a sus clientes. Cierto es que en los pisos lo que se abría eran tiendas muy especializadas. Frecuentemente eran chicas de buena comunidad que se dedicaban a la liquidación de sombreros exclusivos para damas. Y en otros casos eran reputadas modistas que complementaban su trabajo con la liquidación de artículos de postín. A comienzos del siglo XX podías entrar en la calle desde Juan de Austria y, con varias paradas en el repaso, salir con tu nuevo vestido, todos los complementos e incluso el calzado hecho a medida. Por poco nació como rúa dos Zapateiros…
En el numero 8, los García, de sobras conocidos, abren su Camisería Inglesa para dar un paso más en su propuesta a los ourensanos. Habían comenzado con el comercio de la Plaza Decano El Siglo XX (hoy Tamarindo) y a posteriori vinieron Hisigar, Las Tres B, Almacenes Plaza, Windsor…, todo un núcleo.
Habría que estudiar si el trabajo de estas sagas comerciales -los García, los Olmedo, los Carvajal, Borrajo, Ramos…- o directamente de sastres como José María Rodríguez, los Varela, etc. sembraron en Ourense esa pasión por la moda, que dio pie al comienzo de empresas como Adolfo Domínguez, Verino, Lonia Textil, etc., hoy orgullo de los ourensanos.
Por postrero, señalar que el mundo de la música incluso tuvo en la calle buena representación. La éxito del “fígaro” Rey Custodio era conocida, así como las habilidades musicales de los Casasnovas, imprescindibles en todo coro, coro o comparsa que se quisiera sumar en la ciudad. Y tal vez por su presencia en la zona, Mariano Alcocer abrió en el numero 20 su almacén de música.
La calle vivía una actividad frenética, y a las tiendas de moda se unían despachos de profesionales liberales que buscaban la cercanía con el Concello y oficinas públicas que llegaron a instalarse en la calle: Gobierno Marcial, Asiento de España, etc. Pero si revisáis los datos, hubo de todo: ultramarinos, farmacias, imprentas, pastelerías, academias, incluso funerarias. Seguramente tenga que retornar a visitarla…