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Claude pescaba en la orilla de la presa, a la espera de que picase algún buen ejemplar cuando, de pronto, un coche se aproximó a su posición. El hombre le hizo un gesto al vehículo para que aminorara la marcha y no le estropease el día de pesca, pero, entonces, el desconocido bajó la ventanilla, sacó un arma y la emprendió a tiros. Claude murió en el acto y su asesino huyó tranquilamente por donde había llegado.
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