Cambio en las tradiciones fúnebres: El 77% de los españoles prefiere ser incinerado a ser enterrado


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Existe un preámbulo claro y totalmente asegurado en la vida de los seres humanos desde que nacemos: nos vamos a caducar. Tradicionalmente, cuando una persona fallecía se celebraba el acto fúnebre correspondiente a su civilización o religión. Pero con el avance de los siglos, la ciencia y la propia crecimiento de las religiones las opciones sobre qué hacer con nuestro cuerpo cuando fallecemos varían tanto que ya existen preferencias claras entre los españoles: el 77% prefiere la incineración al mausoleo y hasta cuatro de cada 10 donaría su cuerpo a la ciencia.

Un estudio minucioso por SigmaDos para el Observatorio de los Servicios Funerarios(OSF) muestra un amplio perico de preferencias -unas más tradicionales que otras- entre las 2.150 personas entrevistadas mayores de 40 primaveras y españolas: cementerios abiertos al sabido como espacios de paseo o meditación, emanación en streaming por redes sociales o la descomposición natural del cuerpo para la creación de compostaje.

España está declarada como un estado laico, sin retención, de forma tradicional la religión predominante desde hace siglos es el cristianismo. Cuando un normal fallecía, los pasos estaban marcados: velorio, culto fúnebre y entierro. Pero esto está cambiado de forma rápida en la civilización española, que ya revela grandes diferencias en las preferencias: el 50,2% de los españoles siguen decantándose por un funeral religioso -la mayoría tiene 75 primaveras o más-, frente al 49,8% que ya optan por una ceremonia civil- tendencia marcada entre los más jóvenes-. María Dolores Asensi, presidenta del OSF, explica que “este cambio refleja una transición generacional, las nuevas generaciones están comenzando a cuestionar las prácticas tradicionales y a inquirir ceremonias que reflejen sus títulos y creencias”.

Pero entre los españoles no sólo ha cambiado la preferencia en el acto religioso. Además se muestra un cambio radical de la tendencia sobre el desenlace final del cuerpo: el 77,7% prefiere ser incinerado, frente al 22,3% que sigue optando por el entierro. La OSF justifica que poco más de la centro (52,8%) de los entrevistados piensan que la incineración es un procedimiento más crematístico a la inhumación. Esta percepción de ser más baratura es la que la convierte en la opción dominante.

Entre esa mayoría que rechaza el mausoleo, igualmente expresan qué destino elegirían para sus cenizas: el 74,2% escoge espaciarlas en algún ocupación concreto o en un entorno natural. Sin retención, hay que tener cuidado y los familiares deben informarse sobre las leyes al respecto para proteger al medio medio ambiente y conocer en qué condicione se pueden irradiar las cenizas de fallecido. Tras ser dispersado por algún rincón del mundo, la próximo preferencia como destino post mortem es ser depositado en un columbario -especie de hornacina para tener las cenizas- para el 17,1% de los encuestados y ser conservado en casa de algún normal es la opción escogida para el 8,7%.

Entre el catálogo de opciones actuales igualmente existe la más ecofriendly con la naturaleza: el 37,2% contrataría un servicio fúnebre más ecológico y el 48,8% lo haría si no fuese más caro. Para los que no les resulta un freno el facto crematístico y quieren ser más respetuosos con el medio medio ambiente, entre las opciones destacan el 75,2% que plantaría un árbol con las cenizas del fallecido y el 70,8% que celebraría un ecofuneral -que no implique un avería del medio ambiente-. Pero existe otra posibilidad totalmente ecológica, aunque no apoyada por la gran mayoría: la descomposición natural del cuerpo para la creación de compostaje. El 39,9% de los encuestado apostaría por esta opción.

Entre el extenso perico de posibilidades como últimas voluntades que existen hoy en día, hay una cada vez más popular gracias al avance verificado: donar el cuerpo a la ciencia tras sucumbir. Entre los españoles mayores de los 40 primaveras aún no es una tendencia predominante: el 56,3% de los encuestados asegura que no donaría su cuerpo cuando muriese, frente al 43,7% que no dudaría en hacerlo. La negativa incrementa con la época y es similar entre hombre y mujeres.

La Arte de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, una de las más avanzadas de Europa en formación sobre organismo humana, tiene un unidad vivo que desde hace más de 40 primaveras coordina un software específico enfocado en la enseñanza e investigación con fin médico y verificado mediante la donación de cuerpos de fallecidos. “Tanto estudiantes como médicos y cirujanos en prueba pueden asimilar organismo humana y practicar nuevas técnicas médicas o quirúrgicas sin peligro para ningún paciente y mejorar la protección sanitaria”.

Aunque la donación de cuerpo no es aún la opción más popular, sí lo es la de órganos: más de la centro de los españoles encuestados (55,1%) asegura que los donaría y un 24,3% admite que ya es donante. Es importante mencionar que, según la Ley de Trasplantes, en España todos somos considerados donantes si en vida no hemos expresado lo contrario. La Estructura Franquista de Trasplantes, dependiente del Tarea de Sanidad, explica que “esa expresión puede suceder sido formulada de diferentes modos, lo que obliga a los expertos a que pregunten a familiares o allegados sobre la voluntad del fallecido respecto a la donación” y aclaran que, aunque una persona muestre su deseo de serlo “no todos podremos donar. Es necesario que el fallecimiento acontezca en una Pelotón de Cuidados Intensivos de un hospital para que sea posible realizar la preservación de los órganos y las pruebas correspondientes”.

LA TECNOLOGÍA LLEGA HASTA LOS FUNERALES

Las nuevas tecnologías no sólo han llegado al mundo de los vivos para quedarse, igualmente deja marca en las elecciones de los fallecidos. Entre los aspectos más llamativos que publica el estudio destaca el deseo de más de la centro (70,3%) de un borrado de la huella digital de la persona fallecida, es asegurar, que al igual que la persona desaparece de la faz de la tierra, igualmente o haga en el mundo de Internet.

Pero el siglo XXI y la era de la digitalización no sólo ha traído esa matanza del vestigio web, igualmente muestra nuevas tendencias, que con el paso de los primaveras podrían convertirse en tradiciones entre las generaciones Z y millennials. El 31,3% de los encuestados admite que contrataría como servicio retransmitir la funeral vía online para aquellos que estén allí o no puedan asistir en persona, el 34% gestionaría la despedida de un ser querido a través de redes sociales o el 28,9 % implementaría un código QR para obtener a la información del funeral.

Pero, aunque las nuevas tecnologías han llegado para quedarse, aún quedan fieles a lo tradicional que siguen prefiriendo anunciar su homicidio en una esquela publicada en algún diario (40,2%).

Universo: Población residente en España de 40 primaveras en delante.

Ámbito: España.

Cuestionario: compuesto por 47 preguntas.

Tamaño muestral: 2.150 entrevistas. Distribución no proporcional por CCAA.

Fechas del trabajo de campo: del 15 al 25 de agosto de 2024.

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