Nadia Ghulam, la mujer que sobrevivió haciéndose pasar muerto por su hermano durante 10 años


La historia de Nadia Ghulam es un reflexiva del coraje y la lucha por la supervivencia en uno de los países más difíciles para las mujeres en el mundo: Afganistán. Ghulam vivió durante diez primaveras haciéndose acontecer por su hermano fallecido, Ezmarai, para poder radicar en mejores condiciones.

Recientemente Ghulam ha regalado una entrevista en RAC1 en la que ha contado su historia. Nació en Afganistán y vivió una infancia marcada por la erradicación. En 1992, cuando tenía casi nada ocho primaveras, su casa fue bombardeada, un suceso que la dejó gravemente herida y desfigurada. A medida que crecía, se dio cuenta de que las condiciones para las mujeres en su país le impedían sobrevivir. Decidió entonces aceptar la identidad de su hermano, Ezmarai, quien había muerto combatiendo en la erradicación civil. Bajo esta nueva identidad, Ghulam pudo trabajar y resistir comida a su tribu.

Durante esos primaveras, Ghulam tuvo varios trabajos: desde ayudante de imán hasta agricultora. Siempre vivía con el miedo a ser desenmascarada, lo que le obligaba a moverse constantemente por distintas zonas de Afganistán. En 2006, su vida dio un vuelta cuando, gracias a la periodista Mònica Bernabé, pudo escapar del país y entablar una nueva vida en Cataluña, donde continúa con su acción directa.

A día de hoy, Ghulam se dedica a divulgar la situación de las mujeres afganas a través de iniciativas como la asociación ‘Ponts per la Pau’. Cuenta que, a pesar de acontecer dejado su país, su esperanza es que un día Afganistán pueda radicar en paz y las mujeres puedan recuperar sus derechos.

Restricciones del régimen talibán

Este mes de agosto se cumplieron tres primaveras desde la arribada de los talibanes al poder. Desde entonces, las restricciones para las mujeres han sido cada vez más severas. Una de las medidas más recientes implementadas por el régimen prohíbe a las mujeres conversar, declamar o cantar frente a un micrófono, lo que supone una exterminio total de su voz en la esfera pública. Encima, las autoridades han hecho obligatorio el uso del hiyab y del burka, exigiendo que el cuerpo de las mujeres esté completamente cubierto en todo momento.

Las prohibiciones no terminan ahí. Las mujeres no pueden salir solas a la calle sin la compañía de un tutor judicial masculino y las que se encuentran fuera de su casa deben cumplir estrictamente con las normas del régimen. Los hombres incluso han sido objeto de nuevas restricciones, como la prohibición del uso de corbata o el recortadura de la barba por debajo de la largura de un puño, medidas que según el régimen buscan fijar el cumplimiento de la ‘sharía’ o ley islámica. Encima, la amistad con personas no musulmanas está prohibida, y las cinco oraciones diarias son obligatorias para todos los hombres.

La situación de las mujeres en Afganistán bajo el control talibán es descrita por Naciones Unidas como un “apartheid de artículos”. Las afganas, que ya sufrían la restricción social antaño del regreso de los talibanes, ahora están completamente apartadas de la educación, el trabajo y la décimo en la vida pública. Se estima que al menos 1.400.000 niñas han sido obligadas a desatender la escuela secundaria desde 2021. Encima, las restricciones han llevado a un incremento en los problemas de sanidad mental entre las mujeres. Según la ONU Mujeres, el 98% de las afganas se sienten incapaces de tomar decisiones sobre sus vidas, y el 68% presenta problemas de sanidad mental derivados de la situación que viven en el país.

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