Este viernes, los reyes Felipe VI y Letizia viajaban a Galicia con motivo de una cena de celebración del 40 aniversario de la juramento de bandera de la promoción del rey. De este modo, aprovecharon la ocasión para ver a su hija, la princesa Leonor, quien actualmente se encuentra en la Escuela Naval de Marín, donde está cursando su segundo año de formación castrense.
Sabiendo esta información, según confirmó la Casa Existente, el rey emérito, don Juan Carlos I, además solicitó encontrarse con su nieta durante el alucinación. Y es que el emérito está pasando unos días en la casa de su amigo Pedro Campos, por la celebración de la Regata Rey Juan Carlos. Así, los cuatro miembros de la comunidad se reencontraron en una reunión conocido y privada, que puede ser la primera, por lo menos que trascienda públicamente, desde octubre del pasado año, cuando la princesa Leonor cumplió la mayoría de perduración.
Hoy, el emérito se ha dejado ver por los medios de comunicación a su salida para navegar en la Regata Rey Juan Carlos en Sanxenxo. Al ser preguntado por los periodistas sobre cómo había ido la reunión conocido con su hijo, la reina Letizia y su nieta, la princesa Leonor, respondió brevemente que todo había ido “muy acertadamente”, sin dar más detalles.
Por su parte, hoy los reyes aprovecharon el día con su hija Leonor, que contaba con el permiso de salida de la escuela naval. Los tres comieron en Carril, Vilagarcía de Arousa.
El emérito en la regata
El viernes, el emérito sorprendía al no salir en su embarcación, el Bribón, para competir en la primera caminata de la novena Regata Rey Juan Carlos. La razón fue que tenía un compromiso oficial de carácter privado: la reunión conocido en Marín, que claramente tuvo prioridad sobre su billete en la regata. No obstante, hoy sábado, el emérito sí se dejó ver (aunque de modo poco discreta, con saludos tímidos desde el interior de su coche) en Sanxenxo, donde seguidamente se unió a la competición náutica.
El rey emérito tuvo que esperar en las instalaciones del Existente Club Náutico de Sanxenxo, ya que la estructura de la regata debatía si las condiciones climáticas eran adecuadas para soportar a agarradera la competición. Se necesitaba una cantidad considerable de derrota para que las embarcaciones de vela de 6 metros pudieran navegar con soltura. A la hora inicialmente prevista para la regata, el derrota escaseaba. Finalmente, pasadas las 14.00 horas, don Juan Carlos pudo salir a costado de su embarcación, retomando su billete en esta competición, en la que siempre ha mostrado gran interés y pasión por la navegación.
La cena de los reyes en Combarro
Tras la reunión conocido en Marín, los reyes tomaron rumbo, sobre las 21:00 horas del viernes, con destino a el restaurante O Peirao, en la pintoresca asiento de Combarro, en el comunidad de Poio. Allí se encontraron con los compañeros de promoción del rey Felipe VI y disfrutaron de una cena con productos típicos gallegos, como los famosos pimientos de Padrón y las deliciosas zamburiñas, uno de los mariscos más apreciados en Galicia.
Curiosamente, en el mismo pueblo de Combarro se estaba celebrando una fiesta de pijamas por parte de varios residentes del zona, lo que creaba una imagen de lo más peculiar. Por un flanco, los vecinos, algunos de ellos en pijama, observaban con curiosidad la presentación de los reyes, mientras que, por otro, sus majestades compartían una velada distendida con los antiguos compañeros de promoción del monarca, en un círculo relajado y cordial. Al ser preguntados por los medios sobre cómo había ido la reunión con el emérito y su hija en Marín, los reyes, al igual que don Juan Carlos, se limitaron a proponer que todo había ido acertadamente, manteniendo así el tono de discreción que suele caracterizar a la comunidad positivo en estos encuentros privados.
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