La formación que reciben jóvenes que llegan en cayuco a Canarias para incorporarse al mercado laboral


La mayoría de esos jóvenes que se suben al cayuco no han conocido nunca el mar. Hoy hemos acompañado a un reunión de ellos que, gracias a la Fundación Buen Samaritano, se están formando para incorporarse al mercado profesional una vez que consiguen la documentación necesaria.

Ibra tiene 21 abriles, es de Gambia y llegó a El Hierro hace un año. Comenta que nunca ayer había conocido el mar. “La travesía fue muy dura, sólo veía agua. Pasé mucho frío y lo peor es que viajaba solo, no conocía a nadie”, asegura. Ahora aprende el oficio de agricultor en esta finca que la Fundación tiene en Güímar, Tenerife.

Su monitora y experta en Agroecología, Silvia Hernández, relata que “nuestros chicos quieren trabajar, se forman al mismo tiempo que le estamos arreglando sus papeles”. Lo mejor es que “tienen mucha posición, son muy inteligentes y están siempre predispuestos. Quieren trabajar para mandar cuartos a su familias. Por eso a veces se desesperan, tenemos que decirles que todo lleva su tiempo”. El caso de Ibra “es una maravilla, lleva conmigo nueve meses y ya coge el tractor, la desbrozadora aprende todo lo relacionado con los cultivos”.

Lo que se cosecha en este huerto va directamente a la cocina, igualmente de la Fundación. Aquí preparan los menús para todos los chicos. Laura, la monitora y jefa de cocina, les explica los trucos de los fogones.

Ibra es otro pequeño que llegó en cayuco desde Senegal, con al punto que 18 abriles está preparando un excelente cocido con garbanzos. Le ayuda Usman: “Me gusta cocinar. Aquí soy eficaz”.

La formación es muy importante y para eso igualmente aprenden gachupin. Este tesina nació gracias al padre Pepe, cuando vio cómo estos chicos quedaban en la calle al cumplir los 18 abriles pensó que poco tenía que hacer por ellos. “Yo les deseo que sean felices y encuentren el camino en esta tierra. Los empresarios nos llaman para pedirnos a chicos como ellos formados para trabajar en la agricultora, la construcción, el mundo textil o la restauración”, indica.

El Buen Samaritano trabaja desde hace 4 abriles con jóvenes que han llegado a Canarias desde África. Desde 2020, ya han ayudado a unos 550 jóvenes en situación débil.

Igualmente los ayudan a tramitar los papeles que pueden durar más de un año. Al mismo tiempo que se están formando se le está tramitando la documentación. “Son muy buenos chicos y tienen muchas ganas de ilustrarse y trabajar. Es una pena que nos quedemos con la idea de la invasión y con los estereotipos”, dice el padre Pepe.

Mustafá tiene 26 abriles, caldo de Gambia y nos cuenta que quiere ser médico para ayudar a los demás, “estoy muy contento de estar aquí, la vida me ha donado esta oportunidad”.

Con un año o incluso menos desde que llegaron a Canarias, todos hablan casi un valentísimo gachupin. Con 18 abriles Abibu nos cuenta que lo más duro es conocer a personas que te puedan ayudar y “gracias a Altísimo, yo lo conseguí”. Quiere ser periodista, político o carpintero. Y aprovecha nuestro micrófono para hacerle una entrevista al compañero que tiene poco: “¿Cuál es tu sueño?” pregunta. “Mi sueño es ser profesor de jerga. Hablo cinco idiomas”, argumenta Suni, pues muchos de esos sueños ya se empiezan a cumplir.

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