Es el negocio de la esperanza


Wish Upon a Wedding es una ordenamiento sin talante de interés con sede en Chicago que ha cambiado la vida de casi 300 parejas desde su fundación en 2009. Esta ordenamiento ofrece bodas y ceremonias de renovación de votos completamente gratuitas a personas que se enfrentan a enfermedades terminales o situaciones médicas graves. Su cometido es clara: convidar un día de dicha a aquellos que, adecuado a su estado de salubridad, sienten que el tiempo se les escapa.

Lacey Wicksall, directora ejecutiva de la ordenamiento, tiene el corazón puesto en este plan. A diario, Wicksall atiende llamadas de parejas que, a pesar de su dictamen, desean celebrar su apego en un día singular. “Estamos en el negocio de la esperanza”, comenta Wicksall, raíz de dos hijos de 52 abriles. “Recientemente hablé con una pareja y acabamos todos en lágrimas. Es difícil, pero necesario”.

Wish Upon a Wedding ha conseguido hacer verdad los sueños de cientos de parejas gracias a la colaboración de profesionales del sector nupcial que donan sus servicios. Desde catering y trajes de novia, hasta la ornamentación, música y fotografía, todo es organizado de forma altruista. El presupuesto que destina la ordenamiento para cada boda es de más de 1.700 euros, aunque el valía de los servicios donados suele pasar con creces esa cantidad. “Cuando atraviesas una tragedia, lo único que necesitas es que cierto te dé un respiro”, explica Wicksall. “Eso es lo que hacemos, ofrecer una pausa en medio de la tormenta”.

Las parejas interesadas en participar en el software suelen enterarse a través de enfermeras o grupos de apoyo. El proceso comienza con una solicitud en la página web de la ordenamiento, seguida de una revisión médica para compulsar su estado de salubridad. Luego, Wicksall y Megan Biehl, coordinadora de deseos, entrevistan a las parejas para conocer más sobre su historia y lo que imaginan para su día singular: “Les preguntamos sobre cómo se conocieron, cómo descubrieron su dictamen, y por qué es importante para ellos casarse o renovar sus votos”. “Es emocionante escucharles, a menudo se emocionan al contar su historia, y nosotros asimismo”, relata Wicksall.

Una de las historias recientes más conmovedoras fue la boda de Skylar Bernstein y Sam Wombough. Skylar, de 22 abriles, fue diagnosticada con una agresiva forma de cáncer cerebral, pero gracias a Wish Upon a Wedding, pudo celebrar su boda de ensueño en agosto de este año. Lydia Leek, una organizadora de bodas de Georgia, fue la encargada de aguantar a lugar la ceremonia en el Conley Creek de Blairsville, con las montañas Blue Ridge como telón de fondo.

Leek contactó a más de doce proveedores, entre floristas, fotógrafos y pasteleros, quienes rápidamente aceptaron colaborar de forma gratuita. “Todos dijeron que sí sin dudarlo”, comenta Leek.

El resultado fue una boda valorada en unos 53.000 euros, completamente donada. “Fue todo lo que había soñado”, expresó Bernstein. Para ella y su cónyuge, fue un día valentísimo, un respiro en medio de su lucha diaria contra el cáncer.

Más allá de las ceremonias, estas bodas suelen convertirse en poco más que simples celebraciones. “Muchas personas nos dicen lo maravilloso que es poder reunir a todos sus seres queridos en un mismo lado antiguamente de que fallezcan”, dice Wicksall. En ocasiones, las bodas sirven como una especie de “funeral en vida“, donde los invitados tienen la oportunidad de despedirse. “En una ocasión, el novio falleció la misma sombra de su boda, pero tuvo la oportunidad de proponer adiós a todos los que amaba”.

La ordenamiento asimismo está acostumbrada a adaptarse sobre la marcha. “A veces, todo está agudo en un lado y, si la salubridad de la persona empeora, movemos la ceremonia a su casa o a un hospital”, explica Wicksall. “Todo depende de lo que el destinatario del deseo pueda manejar en ese momento”.

El impacto de estas bodas va más allá de una simple celebración. Para muchas parejas, es un día en el que pueden olvidarse de las visitas al médico y los tratamientos, y simplemente disfrutar de su apego. “Las madres pueden ponerse un vestido precioso, arreglarse y sentirse guapas por primera vez en meses, posteriormente de activo sufrido los mercadería de la quimioterapia”, comenta Wicksall.

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