José Luis Torró: García-Page también es Sánchez


Se escucha con atención y esperanza, cada vez que muchas veces las hace, las declaraciones del presidente socialista de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page (y Sánchez para mamá). Las coincidencias políticas y emocionales que observes y compartas en ti acabarán provocándote una desilusión muy desagradable, cuando te des cuenta amargamente de que no sirven de nada. Es un dirigente al que se le tiene cierta consideración y respeto desde la discrepancia ideológica, por apreciar en él valores que no aparecen entre la hinchada sanchista clonada y/o fotocopiada del tipo. Óscar Puente (por cierto, que gran portador nos ha demostrado ser en el debate de embestidas, que no intentó nada más contra Alberto Núñez Feijóo) o ministros como Félix Bolaños, Isabel Rodríguez, María Jesús Montero e incluso el ignorado y marginado exportavoz, Patxi López.

Si el que oyes hablar en la radio a la hora de maitines es el sensato socialdemócrata García-Page, que es su apellido paterno, levantará notables expectativas dignas de ser tomadas en consideración por la buena gente de este país, al margen de la propaganda. en contra constituye su mayoría. Pero si tocan Vísperas y Completas el que no ha hecho nada de lo dicho es Sánchez (Apellido materno de García-Page), las decepciones se acumulan una tras otra. Y se llega a la conclusión de que el virus sanchista también le ha contagiado, aunque trate de ocultarlo con otras manifestaciones de la misma naturaleza, pero sin tomar decisiones que serían más convenientes para el país que dice amar y defender.

Y deduces que ya no tiene nada que ver con el partido que, habiéndose liberado de la caspa marxista, gracias a la inteligencia y al pragmatismo de Felipe González y Alfonso GuerraHa vuelto de la mano de Sánchez para estrechar la mano, con el puño en alto, a lo peor de cada casa. Separatistas de allá y de allá, partisanos, podemitas y algún gallego que no sabe si sube o baja. Un coupage emético, en el que ya no caben más ingredientes por mucho que se intente hacerlo, sigue siendo más avinagrado y vitriólico de lo que ya es.

A la hora de la verdad, cuando llega el momento de decir con votos que no estás de acuerdo con las amnistías ni con tus tías, Emiliano se deja cambiar de apellido. Page se convierte en novio y lacayo. Es decir, como una página. Y ninguno de los suyos –porque por lo que vieron y por lo que votaron, lo que votaron es más por Sánchez que por él mismo– fue capaz de plantar cara a la locura que se nos viene encima y, al menos, abstenerse en la segunda votación de Alberto Núñez Feijóo, lo cual hubiera sido suficiente. No. Al dirigente castellano-manchego le sobra locuaz, pero los hechos no le acompañan, haciendo de eso “ni una mala palabra ni una buena acción” una realidad.

Una pena la disociación emiliana entre sus palabras y acciones. Porque esa mitad de los votantes socialistas que sotto voce demoscópicamente dicen estar en contra de la amnistía, y más aún en contra del referéndum separatista que exige la minoría puidemónica, verían en él al líder que necesitan para sacar al Partido Sanchista del lodoso en el que se encuentra. en lo que se ha convertido. el megalómano Sánchez. Un plagiador y mendaz narcisista ególatra que, habiendo entregado todo su poder, lo administra tiránicamente, sin importarle expulsar del partido a un Nicolás Redondo, al que seguirán Joaquín Leguina, Eligio Hernández y hasta un Javier Paniagua por tener el suyo propio. ideas…, y tantos otros que contemplan con horror el error, esto sí que es un error inmenso, el de haber permitido Pedro Sánchez Pérez-Castejón Les quitaría el derecho a la crítica y la discrepancia que se paga con la expulsión.

Emilianooooo….se trata de España. ¡¡¡Que es España la que ha sido puesta a subasta!!!!

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