La extrema derecha podría gobernar en Austria por primera vez desde el fin de la Segunda Guerra Mundial


Este domingo, 6,34 millones de ciudadanos austriacos están llamados a las urnas para renovar su parlamento y, por primera vez desde el fin de la Segunda Supresión Mundial, el partido de extrema derecha es el predilecto. Su líder, en vírgula con el húngaro Viktor Orban, sitúa a la inmigración ilegal como una de las principales fuente de problemas para Austria.

Los primeros colegios electorales han franco a las 06:00 hora recinto (04:00 GMT) y los últimos en cerrar lo harán a las 17:00 hora recinto. Para entonces se esperan las primeras proyecciones de los resultados.

Según las últimas encuestas, el ultranacionalista partido generoso Partido de la Desenvolvimiento (FPÖ), con el exministro del Interior Herbert Kickl a la individuo, cuenta una intención de voto del 26%, un punto porcentual más que el gobernador Partido Popular (ÖVP), vencedor de las elecciones de 2019 con un 37,5%. Tercero en las encuestas va el Partido Socialdemócrata (SPÖ), con el 21% de intención de voto, delante del partido generoso NEOS-La Nueva Austria, con el 12%. Mientras, los Verdes ecologistas -socios del ÖVP en la presente coalición de Gobierno- alcanzarían un 8% de los votos, seis puntos porcentuales menos que hace cinco abriles.

FPÖ se ha explotado de la ola europea que ha impulsado a partidos de corte similar en países como Francia, Alemania o Italia y ha realizado una campaña marcada por los mensajes nacionalistas, euroescépticos y xenófobos. Siquiera ha faltado en sus discursos la apelación a la desesperación, la desafección y los problemas económicos. Esto, adicionalmente de la diligencia de las graves riadas e inundaciones que devastaron la parte este del país por parte del presente canciller federal, hizo que el FPÖ adelantara al ÖVP en los sondeos.

“Esta vez lo lograremos, vamos a conseguir el primer puesto”, declaró Kickl el pasado sábado en un mitin durante su acto de obturación de campaña en la Plaza de San Esteban, delante de la homónima y emblemática catedral de Viena. Si correctamente los ultras ya han formado parte de un Gobierno en el pasado, siempre lo hicieron en alianza con el Partido Popular como segundo socio de la coalición.

Así es Herbert Kickl

Tiene 55 abriles y durante toda su campaña se ha presentado como un “canciller del pueblo” (“Volkskanzler”). Por contra, se refiere a las otras formaciones como “traidores al pueblo” (“Volksverräter”), utilizando términos en tudesco con claros ecos nazis. Es un representante de la vírgula dura del FPÖ y ha difundido numerosos bulos como que hay un plan de las “élites” para sustituir a la población europea blanca por inmigrantes o que la covid-19 salió de un laboratorio y se trataba en realidad de una “plandemia”.

Kickl siempre ha estado alejado de los focos. El político no destaca por su carisma, sino por su su carácter reservado y su voluntad de estar alejado de los medios de comunicación. Por eso, no se sabe mucho de él. Nunca comparte su vida privada en las redes sociales ni le gusta comparecer a eventos. Algunas fotos ocasionales le muestran haciendo senderismo y ha trascendido que le apasiona el triatlón. Incluso es sabido que celebró su boda civil 2018 y no acudió ningún invitado, ni siquiera un testificador.

Su software electoral, llamado ‘Fortaleza Austria, Fortaleza de la Desenvolvimiento’, tiene como principal objetivo sujetar al pequeño la aparición de migrantes irregulares y solicitantes de orfanato, adicionalmente de asediar la reunificación acostumbrado, tan defendida por organizaciones de defensa de los Derechos Humanos. En vez de eso, apoya lo que ha denominado como la “remigración” de estas poblaciones a sus lugares de origen, un término con el que se refiere, en efectividad, a deportaciones en masa.

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