El 92,4% de los bajos comerciales del “casco vello” ya están vacíos



Pese a ser la zona turística por excelencia de la ciudad, la vida en el casco histórico de Ourense se está debilitando y no solo por el elevado porcentaje de edificios en estado deficiente. De los 900 bajos comerciales ubicados en esta zona, tan solo 68 están ocupados, o lo que es lo mismo, el 92,4% están vacíos, según Fegein.

Los pocos establecimientos abiertos pertenecen mayoritariamente al sector de la hostelería, mientras que ya son muy pocas las tiendas locales que pueden encontrarse por las calles de la zona. Así, toparse con locales comerciales cerrados es una imagen popular incluso en el resto de la ciudad, de la misma forma que en otras localidades de Galicia. 

Para el uso turístico

Con todo, en lugares como Vigo o A Coruña parecen acontecer enfrentado una nueva utilidad para este tipo de inmuebles. La decisión pasa por acondicionarlos como viviendas, normalmente para el uso turístico. En la ciudad olívica, la pobreza de sumar nueva vivienda provocó que en solo el primer semestre del 2024 se duplicasen las licencias con respecto al año pasado hasta un total de 23 viviendas nuevas en 13 licencias. 

Esta situación no sería posible en Ourense, pese a que se encuentra en mínimos históricos en la propuesta de vivienda de arrendamiento, por la partida de un Plan Xeral de Orden Municipal -el posterior data de 1986, por lo que ya no está en vigor- un factótum que afecta incluso a la rehabilitación de edificios y que es necesario implementar cuanto ayer. 

“Un plan universal supone en más de un 50% la viabilidad económica, social y demográfica de Ourense”, apunta Benito Iglesias, presidente de Fegein, que ve “imprescindible aprobar un plan universal legítimamente avaricioso, modificado y actualizado conforme a los enormes retos económicos, sociales y demográficos de nuestra ciudad”. 

En este sentido, un PXOM no solo se refiere a construir en tieso u horizontal, ni a su edificabilidad. “Un PXOM son servicios, infraestructuras, suelo comercial e industrial, distribución del urbanística y seguridad jurídica urbanística, crecimiento colocado y recuperación del patrimonio arquitectónico”, enumera Iglesias, quien considera que “permitiría incluso la creación de actividades económicas y sería un motor de concepción de empleo estable y de calidad”. 

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