«No hay novatada leve; no son bromas ni tradiciones, son abuso y sumisión»


Humillaciones disfrazadas de tradición. Agresiones a las que se les pasión broma. Abusos de poder que durante décadas se han silenciado. Las novatadas entre los universitarios españoles siguen siendo una efectividad para los que aterrizan por primera vez en un campus y se sienten presionados a participar de estas ‘pruebas de bienvenida’ para formar parte del familia. «Te quedarás sin amigos si no lo haces» ha sido durante abriles la frase con la que los veteranos recibían a los nuevos en la puerta de residencias y colegios mayores. Y de ahí a una verdadera yincana de torturas en la que todo vale. Estudiantes obligados a pimplar trinque, a vestir de una forma determinada, prohibiciones de peinarse o ducharse, tener que adormecerse en el suelo de la habitación de un curtido durante semanas, colgarse objetos de los genitales, meter la mano en la tostadora o quemarles el pelo. La sueldo de vejaciones es infinita y variopinta, aunque cada vez están peor vistas y más perseguidas.

La única asociación contra novatadas que existe en España, No Más Novatadas (NMN), se fundó en La Coruña en 2011 y desde entonces trabaja para aflorar este tipo de abusos y erradicar lo que muchos llaman ‘rituales de iniciación’. «No hay novatada leve porque se enmarca en ese círculo de dominio y sumisión del ‘yo mando’, para pertenecer a un familia al que de hecho ya perteneces» introduce en una conversación con torrevieja news today la presidenta de esta asociación, Loreto González-Dopeso, que asegura que la situación ha mejorado en los últimos abriles, aunque «queda camino por recorrer». «La cambio ha sido lenta pero positiva teniendo en cuenta que el horizonte aún está acullá», confirma la psicóloga, que cada inicio de curso contempla cómo los abusos persisten a través de las llamadas, mayoritariamente, de las familias de los afectados, que se niegan a denunciar por el miedo a represalias.

En el capítulo de logros resulta fundamental la modernización de una norma que databa del año 1958 y que era muy laxa con estos comportamiento. Ahora, las novatadas están recogidas en la Ley de convivencia universitaria como error muy peligroso siempre que menoscabe la dignidad del estudiante. Un hecho que puede tener serias consecuencias, como la expulsión de la universidad. Todavía hay campañas en muchas de las universidades para las que ya no son un tema tabú e incluso se creó una red de universidades saludables en las que los vicerrectorados son receptivos y tienen una ley que les da una cojín para realizar. «Lentamente además ha habido una cambio en la percepción social de las novatas, vídeos que han trascendido, entrevistas… los medios habéis colaborado mucho a la hora de hacer entender a la muchedumbre que las novatadas no son tradiciones admisibles», asegura la presidenta de NMN.

Unas imágenes que salieron a la luz el pasado curso de unos alumnos a los que sus veteranos obligaron a tomar pescado crudo de rodillas contribuyeron a despertar la conciencia social, pero en la mayoría de los casos estas grabaciones no afloran aunque en ocasiones pasen de un móvil a otro. Este mes, la asociación que dirige González-Dopeso ha recibido llamadas desde ciudades universitarias como Obús o Valladolid con estudiantes obligados a pimplar trinque o a tener que arriesgar un partido de fútbol con la ñatas en un suelo saciado de espuma de afeitar. Porque, aunque poco a poco va calando la idea de que estos ‘recibimientos’ nadie tienen de tradición, la presión psicológica que asumen los recién llegados está poco estudiada. «No se ha cedido un cambio de percepción definitivo como sí ha ocurrido con otros tipos de maltrato y aún se insiste en que ‘bueno, mientras sea una bromita o una novatada’», desarrolla la experta, que conoce de cerca el sofisticado modus operandi de muchos de los grupos de agresores.

La humillación y las vejaciones que en ocasiones se despliegan -y que pueden enrollarse meses en el tiempo- ponen a algunos de los afectados al meta. Entonces, los veteranos tiran de una falsa empatía para mantenerlos a flote, y que aguanten. Lo que hacen, descubren desde NMN, es tirar de los alumnos de segundo, que «les pasan la mano por el hombro cuando los ven flojear» e incluso los invitan a tomar poco para ganarse su confianza y defender su silencio y obediencia. «El problema es tan importante que hemos manido a directores que se sienten desbordados», explica la psicóloga, que aconseja crear grupos de trabajo con los vicerrectorados y departir con profesionales.

Otro de los avances más positivos, al ganancia del cambio en la norma, es que hace abriles las novatadas se podían hacer en el interior de la mayoría de los colegios mayores, y ahora están vigiladas. Sin bloqueo, la vía procesal sigue fallando. Las pocas denuncias que se han presentado no han prosperado porque en estos casos es muy complicado contar con testimonios o pruebas directas de lo sucedido. Los estudiantes suelen cerrar filas y señalar a los culpables con el dedo es casi irrealizable. Es el caso de una grupo gallega que denunció una novatada a su hija en Madrid. En la sentencia se admitieron las novatadas, como dejar heces en la puerta y percibir insultos continuos, pero no se pudo atribuir su autoría a una persona determinada por las dificultades para conseguir testimonios, vídeos o pruebas para presentarlas en un auditoría. «Así que las personas afectadas salen escaldadas» resume González-Dopeso.

Sobre la situación particular de Galicia, con varios campus repartidos por su cosmografía, la portavoz es ilusionado. Este año, reconoce, aún no se han recibido llamadas de ningún estudiante matriculado en la Comunidad, aunque el pasado sí hubo denuncias por novatadas en la Universidad de Santiago. «Esto ha empezado a rodar y lleva una dirección adecuada», afirma para memorar a las posibles víctimas que tienen una mano tendida.

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *