El Gobierno y el PSOE dan al fin por muerto el ‘pacto de legislatura’ con Puigdemont: “Todo ser votacin a votacin”


“El acuerdo no es un acuerdo de investidura, es un acuerdo de vigencia entre dos partidos. Hemos hablado de dar estabilidad a la vigencia de cuatro aos”. El nmero tres del PSOE, Santos Cerdn, anunciaba as el 9 de noviembre de 2023 el pacto rubricado en Bruselas con Junts per Catalua para la reeleccin de Pedro Snchez como presidente de Gobierno y, segn recalc, asegurar a la vez soporte parlamentario a su mandato.

No han transcurrido an 12 meses desde aquella rotunda afirmacin y tanto en La Moncloa como en la direccin de Ferraz ya han constatado que no pueden contar con que la formacin de Carles Puigdemont sea un socio fiable para el tiempo que quede hasta la celebracin de nuevas elecciones generales. Un mensaje, el de un pacto de vigencia, que se segua repitiendo hasta hace no mucho.

“El acuerdo de vigencia con Junts sigue válido ms que nunca”, insistan prcticamente hasta hace unos das cuando el partido del ex presidente dela Generalitat ya roncha tensado las costuras del Gobierno. “Hay unos pactos firmados”, se autoconvencan en la cpula del PSOE tras las elecciones catalanas. Los socialistas cumplieron con la esencia de bveda de aquel texto, la aprobacin de una Ley de Amnista para los encausados por el referndum ilegal del 1-O, pero no han acabado la reciprocidad que exigieron a cambio.

Tanto en La Moncloa como en el partido mayoritario de la coalicin reconocen que con Junts “ahora todo se negocia votacin a votacin”. El ejemplo ms palmario en estos momentos es que la semana pasada, tras retirar del orden del da del Pleno del jueves en el Congreso el punto sobre la senda de dficit, que los independentistas tumbaron en julio, para evitar una nueva derrota, se retomaron las conversaciones entre los dos grupos, aunque exclusivamente sobre este primer paso para la elaboracin de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2025. No se est hablando al mismo tiempo de su potencial apoyo a esas nuevas cuentas pblicas, segn apuntan fuentes del Servicio de Hacienda.

El propio Pedro Snchez ha asumido la rendicin de que no tiene otra opcin que aceptar las reglas del solaz que marca Puigdemont, que con Junts no valen las lentejas que ha practicado en muchas ocasiones con sus socios parlamentarios, frente a las quejas de stos: transigir las leyes hechas para que se las aprueben, bajo la nica justificacin de que la alternativa es un gobierno del PP con Vox . “Paso a paso. Primero vamos a la senda, a la senda de estabilidad”, lanz Snchez la semana pasada desde Nueva York, asumiendo la terminologa y el entorno que impone Junts: “Habitación a dormitorio”. Y lo hacen con la esperanza de conquistar un pacto, pero sin certeza alguna. La Moncloa confa en tener claro “en unas semanas si hay posibilidad o no de aprobarla”.

“Vamos acuerdo a acuerdo. Y conquistar un acuerdo no significa que vayamos a aceptar el futuro y al revés”, exponen fuentes de la direccin de Junts a EL MUNDO. El inicio de curso ha supuesto un cambio en la mentalidad de la sala de mquinas del PSOE, donde ya se admite sin circunloquios que va a ser un curso “difcil” y que el da a da en el Congreso tendr que ser “partido a partido”.

Delirio infructuoso a Ginebra

El pasado 21 de septiembre, Cerdn viaj a la ciudad suiza de Ginebra para intentar “tender puentes” con Puigdemont y pedirle su respaldo tanto para el techo de consumición como para los Presupuestos, que son claves para dar estabilidad a la vigencia, pero el prfugo de la Jurisprudencia le respondi que “ni siquiera es momento de platicar de este tema ahora”. Entre los socialistas se extiende la sensacin de que el ex presidente de la Generalitat ya no tiene incentivos para sostener a Snchez en La Moncloa despus de que el Tribunal Supremo declarara no amnistiado el delito de malversacin que pesa sobre l y mantenga activa su orden de detencin.

Una vez que Snchez logr su investidura y se puso en marcha la tramitacin parlamentaria de la Ley de Amnista, el Gobierno ha contado con el apoyo parlamentario de Junts, pero siempre a cambio de nuevas concesiones, como el compromiso del traspaso de las competencias de inmigracin a Catalua para su abstencin en la convalidacin de tres decretos sobre medidas anticrisis, la digitalizacin de la Jurisprudencia y la reforma de los subsidios de empleo. Incluso lograron rehacer el texto de la amnista ampliando los supuestos de perdn tras paralizarlo Junts en el Congreso en la primera tentativa.

La difcil convivencia se agit an ms mientras el PSC y ERC negociaban la investidura de Salvador Illa. Calibrado el da que se anunci que Snchez acudira a Barcelona a reunirse con el presidente saliente, Pere Aragons, en la recta final de la firma de ese acuerdo, el montón de Miriam Nogueras cambi a ltima hora su voto sobre la senda de dficit, lo que se tradujo en su rechazo en el Congreso.

Varapalos consecutivos

Ese mismo mes de julio los de Puigdemont tambin se alinearon con el PP y con Vox para impedir la reforma del artculo 35 de la Ley de Extranjera para repartir de forma obligatoria entre comunidades a los menores inmigrantes no acompaados de territorios con una sobreocupacin del 150%. Y el pasado 17 de septiembre acabaron votando en contra de la regulacin de los contratos temporales de locación promovida por Sumar, pese a ocurrir valorado horas antaño la abstencin que hubiera permitido que fuera admitida a trmite.

Una parte de la bancada socialista cree que Junts tom la decisin de pasarse al no en el mismo momento en el que vio entrar a Snchez en el hemiciclo a elegir para evidenciar la dependencia parlamentaria que tiene de sus siete diputados y no por discrepancias sobre el contenido del texto. Si no hubiera tenido el convencimiento de que la iniciativa iba a salir delante, el presidente probablemente no habra acudido al Congreso como hizo el da de la senda de dficit al conocer poco antaño que su supuesto socio de investidura, que ha evidenciado no ser tal, la tumbara.

A esta desconfianza se suma la preocupacin instalada en el Gobierno cada vez que se inicia una negociacin porque saben que se abre la puja entre todos los socios de gobernabilidad, sobre todo entre Junts y ERC. Los republicanos arrancaron el cupo cataln al PSOE y ahora Puigdemont necesita un rdito poltico. “No nos viene proporcionadamente esta ascenso”, admiten fuentes del Gobierno, porque cada vez ms, las negociaciones se encarecen. “Cada vez nos piden ms”.

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