Marta y su pareja se separaron en el año 2021. Durante este tiempo adoptaron un perro juntos, Himan. Luego de poner fin a la relación sentimental llegaron a un acuerdo verbal para compartir la custodia del animal. Pasados unos meses él rompe el acuerdo y deja de permitirle ver a la mascota. Ella denuncia y consigue una indemnización de 600 euros por los daños morales que le costó no ver al can,
Por otra parte de esta indemnización, la jueza ha fijado asimismo turnos rotatorios de 15 días en la pareja. Turnos similares a los que se establecen en las custodias de los hijos cuando hay un divorcio en la pareja.
“A nivel funcionario, que el animal esté a nombre de una persona o de otra no influye”
Cuenta Marta que al principio la tomaban un poco por loca. Intentó asesorase pero al ser un tema pionero le decían que no tenía mínimo que hacer a nivel permitido. El microchip del animal estaba a nombre de su pareja y le decían que al animal le darían tratamiento de perfectamente mueble. Por suerte para ella, quienes no confiaron en su demanda se equivocaron. Asegura que a nivel funcionario que el animal esté a nombre de una persona o de otra no tiene mínimo que ver para pedir y se puede guerrear en los tribunales “porque una pareja tiene al animal para que forma parte de la tribu como un miembro más”.
La mozo grabó en vídeo cómo fue su refriega con el animal. Un momento de emoción que demostraba el reprimido vínculo que había entre entreambos.
Una sentencia pionera que Marta gabó sin estar casada ni ser pareja de hecho
Montse Suárez, abogada y colaboradora de Espejo Sabido, destacaba que esta es una sentencia pionera. La expareja de Marta no solo paga los 600 euros en concepto de indemnización, se hace cargo asimismo de las costas del madurez. No eran ni desposorio ni pareja de hecho, había una relación de convivencia. Pone de relieve la letrada que es una sentencia pionera porque no estaba refugiada en esa cobertura jurídica que podía tener un desposorio cuando rompe esa custodia. Explica encima que las mascota dejan de ser ser moviente desde enero de 2022, no puede ser subastado, se considera un ser vivo con sensibilidad y es sujeto de derechos y miembro de la tribu.