Los datos, la ingenuidad, no miente. Uno de cada seis niños o niñas en España sufrirá violencia sexual antiguamente de cumplir 18 abriles. Adicionalmente, uno de cada 104 niños adolescentes será víctima de violencia sexual a lo derrochador de un año y uno de cada 878 niños ha denunciado ser víctima de violencia sexual en 2023. La violencia sexual en menores es un problema que se puede ver ahora en la sociedad, pero no solo se queda en el propio delito sino que engloba a otros problemas.
De este modo, todas las implicaciones que tiene la violencia sexual en niños de menos de 18 abriles hoy en día, se puede cuantificar en coste. Según un estudio de la ‘cátedra de los derechos del pibe’ de la Universidad de Comillas y Educo, el coste minúsculo, la punta del iceberg, en costes de este tipo de violencia a menores es de más de mil millones de euros al año (1.275.670.086€). Sin requisa este precio está en mínimos, pero lo que está debajo del mar pueden ser más de 3 mil millones anualmente (3.178.203.081€). En total: 4.453.873.167€ derivados en un 63% de los costes sanitarios, 25% sociales, 7% judiciales y 5% ejecutivos.
Violencia sexual, más de un problema
Servicios sanitarios directos derivados del protocolo del daño y enfermedades provocadas por el tropelía; atención psicológica; costes indirectos como enfermedades crónicas, internamientos, desintoxicación, adicciones; repetición del curso colegial; costes sociales como servicios de protección al último de existencia, servicios sociales, alojamiento; procedimientos judiciales; responsabilidad civil; servicios penitenciarios; fuerzas de seguridad, servicios legales y forenses. Todas estas consecuencias, reflejados en costes directos, componen el coste minúsculo que se gasta a raíz de una violencia sexual.
“La violencia sexual sobre la infancia es una serio quebrantamiento de los derechos de los niños y niñas que la padecen, y tiene importantes secuelas tanto físicas como emocionales en el corto y en el derrochador plazo. Repercute en su bienestar emocional, relacional y social, pero todavía tiene un impacto en nuestra sociedad. El estudio pone sobre la mesa cifras que sirven para ver la magnitud de esta problemática desde otra perspectiva, la del compra directo que se hace para atenderla y el coste social y de oportunidad que supone”, comenta Macarena Céspedes, directora de investigación e incidencia de Educo.
Son muchos los costes directos, pero todavía existen otros costes indirectas que van desde absentismo escolar a desempleo vivaz, delincuencia, etc. La violencia sexual es la carretera que está llena de baches y por la que casi no se puede circular. Es un problema, una deficiencia, un iceberg que cuesta un 0,31 del Producto Interior Bruto (PIB) de España.
“La emblema resulta especialmente impactante si se tiene en cuenta que el cálculo que se ha podido alcanzar es de mínimos y que se continúa sin conocer la magnitud positivo del engendro y sus impactos”, indica una de las investigadoras del mensaje, Laura Barroso.
Prevención y detección precoz
La posibilidad, apuntan desde el estudio, se plinto en dos palabras: prevención y detección precoz. “La implementación efectiva de las medidas previstas en la estatuto vivo como la LOPIVI, que marcó un antiguamente y un posteriormente en la protección de la infancia, lograría minimizar los casos. Pero se requiere un esfuerzo presupuestario noble que, seguro que será rentable, tanto en términos monetarios (ahora que conocemos mejor los costes) como en mejoría del bienestar y el explicación de toda la sociedad”, explica la directora de investigación en Educo.
Adicionalmente, apunta, que el moneda utilizado es una “inversión con un retorno claro que beneficia a toda la ciudadanía”.
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