Aser Álvarez era amigo de Ramón Chao, a quien prometió cubrir la historia de Prisciliano, obispo gallego decapitado en Tréveris (Alemania) en el siglo IV por hereje. Pero Aser encontró a un Ramón Chao inédito en el que quería centrar este documental. “El proceso documental fue un proceso de búsqueda, fue un descubrimiento. En París se codeó con toda la gente cultural de Europa y Galicia. La idea inicial fue un documental sobre Prisciliano, que fue un encargo que me dio Ramón. Pero quien quiera reivindicar su legado cinco años después de su muerte, cuente quién era este hombre y qué hizo”, explica el director, que subraya la “humildad” del periodista fallecido.
Respecto al legado de Ramón Chao que se refleja en la película, Álvarez señala que “más importante para mí, desde el punto de vista de un amigo, era esa actitud punk que tenía, que a sus 80 años todavía tenía tanta curiosidad, que fuera tan generoso y comprometido en todo lo que hacía. Era un hombre que creía que otro mundo era posible”.
En pleno rodaje apareció la noticia de que Manu Chao daría un concierto por primera vez en su vida en Vilalba. “Dicen: ‘Tenemos que grabar ese concierto’, dice el director, que finalmente Eligió esa actuación como banda sonora de “O Camiño de Ramón Chao”. “Ella es una maravillosa guinda del pastel, él idolatraba a sus hijos”, apunta Álvarez.