Anochecía en Cantabria cuando un camión, que transportaba cerca de 35.000 botellines de cerveza de una conocida marca española, volcaba en la salida de la autopista A-8 a su paso por la villa cántabra de Solares. Agentes de la Guardián civil y de la Policía Municipal de de Medio Cudeyo se hacían cargo del atestado y del control de tráfico, afectado por los centenares de botellas de cerveza que ocupaban la calzada. Los que no acudieron fueron los servicios de honestidad. Su aplazamiento propició la recital de algunos jóvenes que aprovecharon la circunstancia para hacerse con un buen alijo y viralizando una hecho entre cómica y vandálica.
El destrozo de los recipientes de vidrio fue enorme. De los cerca de 35.000 botellines que conformaban la carga del camión más de 25.000 quedaban destrozados y buena parte de la cerveza se derramaba por la carretera. Pero los botellines supervivientes se convertían en un preciado fisco para un colección de jóvenes que no estaban dispuestos a dejar suceder la oportunidad de hacerse con muchos de ellos. Pese a la vigilancia original de los cuerpos de seguridad, varios jóvenes fueron acudiendo en coche y cargando en sus maleteros los que no se habían roto. Adicionalmente de comprobar una buena fiesta pasaron un rato divertido que se viralizaba rápidamente al subir un vídeo y varias fotografías en redes sociales.
En la reproducción se observa cómo 8 chicos y una chica, pese a la copia, se afanan en agenciárselas los vidrios no dañados mientras sonríen y se divierten. A las imágenes las acompañan con un audio que aumenta la popularización del ‘botín’. Las visualizaciones crecían de forma exponencial pegado con comentarios jocosos – la mayoría – y alguno reprobatorio por considerarlo una conducta incívica. Entre esos comentarios alguno como: “los hay que van a por setas y otros a por botellines”.
La policía lugar intentó impedirlo
En varias ocasiones patrullas de la policía lugar volvieron al motivo del incidente para tratar de impedir esta hecho pero, cuando se marchaban, volvían a aparecer los jóvenes para avanzar con la recogida. Uno de los autores publicaba una foto con más de 300 cervezas que había acabado conseguir. “Menuda juerga se van a sumar estos”, comentaba alguno en una red social.
La definitiva aparición de los servicios de honestidad, ya de amanecida, ponía fin a las escaramuzas. Según la empresa de transportes la carga estaba asegurada y muchos de los botellines, pese a no haberse roto, podrían presentar fracturas en el vidrio, siendo peligroso su consumo.
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