El Gobierno reduce caudales ecológicos en el Júcar mientras los eleva en el Tajo para dinamitar los trasvases


La política hídrica del Gobierno muestra una doble vara de evaluar por los criterios opuestos que aplica según el distrito: acaba de dar luz verde a una reducción de los caudales ecológicos en la cuenca del Júcar por la sequía mientras los mantiene como inalterables en el Tajo y dinamita así el futuro de los trasvases al Segura.

Este aspecto tan controvertido y uno de los argumentos centrales que esgrime el presidente de la Corporación de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, la cantidad de agua mínima que debe circular por el cauce del río, ahora parece más flexible cuando no está presionando este dirigente socialista al Ejecutante de Pedro Sánchez.

Aunque el Tribunal Supremo ratificó que, efectivamente, hay que establecer unos caudales ecológicos para preservar la salubridad medioambiental del Tajo, lo que nunca han cuestionado los regantes alicantinos y murcianos del Segura, no precisó cuáles deben ser, qué cantidad.

Preguntado por esta cuestión el presidente de Asaja Alicante, José Vicente Andreu, no ha dudado en catalogar como «caudales ideológicos inamovibles» los aplicados a rajatabla en el Tajo. Desde hace primaveras, los técnicos han vigilado que al menos circulen seis metros cúbicos de agua (6.000 litros) por segundo a la categoría de Toledo.

De hecho, la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), ha dejado ahora la puerta abierta a compendiar los suyos en la presentación, este viernes en Valencia, de su nueva propuesta de esquema de revisión del Plan Peculiar de Sequía (PES) para los próximos primaveras, que sustituye al vivo desde noviembre de 2018.

Se pretende conjugar el «minimizar los impactos ambientales, económicos y sociales de los episodios de sequía», con la no menos importante «fianza de la disponibilidad de agua para apoyar usos existentes y la salubridad de la población». Miguel Polo, presidente de este organismo -dependiente del Empleo de Transición Ecológica y Liza Demográfico-, ha confirmado la enunciación de situación fantástico por sequía extraordinaria.

Y se contemplan posibles reducciones en las exigencias de los caudales ecológicos y las condiciones en las que se puede aplicar dicho caudal menos intolerante, ha detallado Arancha Fidalgo, jefa de la Oficina de Planificación Hidrológica (OPH).

Asimismo, se incide en la carestia de avivar los trámites de evaluación ambiental de los pozos de sequía para que puedan activarse cuando haga descuido. Aunque no se hace cita alguna a la cuenca del Segura, esta descuido de previsión denunciada por los agricultores (Asaja Alicante) y la Generalitat Valenciana hace que ahora no se pueda apelar a este petición de socorro en estos cultivos y se pierda en gran parte la cosecha de hortalizas de invierno.

De hecho, los regantes en el Júcar además están señalados a convertirse en los primeros que sufren las restricciones, si llega ese momento. No obstante, en la Confederación prevén «planes de emergencia agrícola» para así «anticipar y mitigar» los problemas, con medidas de «hucha de agua o una selección de cultivos idónea para cada círculo».

En cambio, contrasta con esta visión de readaptación continua a las circunstancias y cierta flexibilidad con la postura fija y hermética en el Tajo, con un horizonte que en 2027 contempla subir los caudales ecológicos mínimos hasta 8,65 metros cúbicos por segundo, lo que entrañará una reducción de entre 70 y 110 hectómetros anuales del trasvase, más de la fracción del bulto flagrante, que ya es un 50% menos del previsto cuando entró en funcionamiento el conducción.

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