Jácome reparte culpas por los problemas del Concello sin asumir ninguno



A finales los 80 Estancia Caligari lanzaba con éxito “La omisión fue del chachachá” y la frase acabó en chascarrillo que se aplica cuando algún intenta sacarse de encima toda omisión de poco que a fanales de todos es su responsabilidad. El corregidor de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, ya transita por su botellín año de mandato guiando a su propio “junta Caligari”, visible a su obligación de administrar.

El pleno del viernes, insulso y con mociones de poca monta, sirvió para percibir a un regidor temeroso por los movimientos que pueda estar haciendo el PP por detrás, a los que convirtió en blanco de sus críticas. Se dedicó a elevar el tono y retornar a la esencia de sus inicios. Se cree impune, pero a la vez se muestra frágil, porque sabe que en este momento si los populares quiseran dejarlo caer estarían más cerca que nunca de hacerlo. Y es ahí cuando, en sesiones como ayer, despliega su verborrea disparando a diestro y siniestro, como si pasara por allí y fuera un puro comentarista de televisión regional de principios de siglo.

¿Los jabalíes? “Si esto se llena de jabalíes, es omisión de la Xunta”. ¿Los 158 días de retraso y la intervención de Hacienda para corregir la morosidad municipal? ”Es omisión de la competición”. ¿Por qué no se abre la piscina de As Burgas? “El Estado tardó 20 abriles con la Biblioteca”. Falta parece importarle al corregidor, que prefiere citarse ayer como victimista que como regidor.

¿Conciliación en los centros cívicos? “Depende de transferencias”. ¿Retrasos en las nóminas? “Es la omisión de un sección que tardó más de la cuenta y no les puedo aseverar mínimo porque me denuncian por acoso”. ¿PXOM? “Ya no estará hasta el ulterior mandato porque no me dejan hacer cambios”. ¿El servicio de ayuda en el hogar, que entrará en precario en noviembre? “Cuando lleguemos a ese río, cruzaremos ese puente”. ¿Escola Municipal Continua (heredera de la antigua Universidad Popular? “No hay presupuestos”. ¿Por qué no se ha presentado la Cuenta Universal con el aventura de perder subvenciones? “Es omisión del Consello de Contas”. ¿Por qué lleva abriles sin arreglarse un Museo Baltar ahíto de humedades? “La competición me votó en contra”.

El pleno se convirtió en un carrusel de excusas y de improperios de un corregidor entendido de que se agota su hoja de ruta, que carece de fondos, que no tiene proyectos en el horizonte y que hace tiempo que tiró por el retrete cualquier atisbo de transparencia en la mandato.

¿El suerte del coche de su concejal? “Solo os importa una valla”. ¿Por qué es el único munícipe que no permite conocer su patrimonio? “La he presentado en la Diputación y no podéis verla y punto”. ¿Por qué cierra el Museo Municipal? “No me gustan los malos museos, me gustan los buenos museos, pero eso es muy difícil y prefiero utilizarse las energías en otras cosas”. ¿Por qué no cumple lo que dice? “Prefiero cambiar mil veces de idea”.

Cuando poco equivocación, el discurso, como hiló ayer, está claro. Los funcionarios son unos “vagos”, las obras del Teatro Principal son una “merda”, los organizadores del festival de cine son “catetos” y “el PP es corrupto”. Y, como dijo para despedirse, “disfruten de las fiestas de San Francisco”. Porque ya sabe, para Jácome y su “junta Caligari” no hay límites: “La omisión fue del Cha-cha-chá, sí fue del Cha-cha-chá, que me volvió un caradura, por la más pura casualidad”.

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