Nuestro país es el veterano productor de vellón de la Unión Europea, una vez que el Reino Unido ha aparecido del club. Pero sólo representa el 1% de la materia prima que se utiliza para hacer prendas de vestir, alfombras, moquetas. El 70% de la ropa que utilizamos proviene de derivados del petróleo, como el poliéster. Una prenda de vellón tarda en biodegradarse una media de dos primaveras y una de poliéster no desaparece ni en 500 primaveras, se convierte en microplásticos.
El proceso de fabricación de un elástica que contiene un 20% de esta materia prima natural recorre como exiguo 45.000 kilómetros. y deja por el camino desigualdades de todo tipo. Un elástica de vellón tejido con productos de proximidad como mayor 500 kilómetros. porque en el caso del tesina ‘Wooldreamers’, su vellón va y vuelve desde Pizca del Cuervo, Cuenca, a Barcelona, para teñirla.
El poder transformador de la vellón
La empresa Mantemax es una de las tres transformadoras de vellón que quedan en España. Compran los vellones en su provincia, Cuenca, pero todavía en Ciudad Actual, y otra comunidades como Extremadura. Los ganaderos de ovejasaseguran que el precio de la vellón está por los suelos, y a pesar de eso, nadie la operación, ni la recogen. Muchos ganaderos acumulan toneladas de piel de oveja en sus instalaciones con el potencial peligro de que acumulen insectos y estos provoquen plagas que afectan a toda la cabaña ovina. Hace unos primaveras los fabricantes chinos compraban la vellón de nuestro país, pero no hace mucho han dejado de hacerlo, entre otros motivos, por la enfermedades de la viruela de la oveja y la sinhueso celeste.
Mantemax y su tesina Wooldreamers pagan al criador en torno a de 1,20 euros el kilo de vellón para la elaboración sostenible de ovillos. Dicen los propietarios, Ramón y Jesús Cobo, que hay retribuir al granjero y que la mejor subvención para el sector primario es que su producto tenga valía. Cuando entregar la vellón a China era una moda y daba peculio, a ellos, les llamaban locos por nutrir el fregadero, los puestos de trabajo, los oficios de la vellón. Ellos quieren nutrir la tradición de sus padres y abuelos. Los beneficios no son para tirar cohetes, dicen, pero poco de rentabilidad les da. Ya venden sus productos en 45 países adicionalmente de España. Quieren que la vellón vuelva a ser un producto y no un residuo.
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