Sara tiene29 abriles y acaba de convertirse en causa, pero reconoce que no es poco habitual. “De mi entorno, soy la primera en ser mamá. Se debe a que tanto mi pareja como yo tenemos un trabajo y estabilidad sindical”, explica. Añade además que ella en concreto es funcionaria: “y los funcionarios tenemos unos derechos que hacen que la conciliación sea mejor“.
Sin incautación, para muchas otras personas, la efectividad es distinta. Acuarela y Emma tienen 27 abriles y ambas, enfermeras, encadenan contratos de trabajo temporales y tienen unas condiciones salariales más precarias. Aseguran que ni ahora, ni en los próximos abriles, se ven en una situación estable para dar el paso cerca de la maternidad. “Me he planteado ser causa, pero no veo el momento”, comenta Acuarela, mientras que Emma coincide: “Al no tener esa estabilidad, cuesta tomar la audacia”.
La nacimientos más desprecio en 25 abriles
La tasa de nacimientos es cada vez más desprecio. Según los últimos datos del INE, en España, cada mujer tiene de media 1,16 hijos. Hay quien no tiene nadie, y hay quien tiene más. Pero esta guarismo conforma una de las tasas de fecundidad más bajas de Europa, solo superada por Malta, con 1,08. Sin incautación, el apunte podría ser aún más drástico si se confirmasen las estimaciones que Funcas ha cuidado con respecto la nacimientos.
De acuerdo a estas previsiones, España se situaría en una media de 1,12 hijos. Estaríamos frente a el índice de fecundidad más bajo desde el año 1998, cuando la tasa de nacimientos se situó en el 1,13. Según María Miyar, directora de Estudios Sociales de Funcas, “el retraso en la emancipación, la consolidación sindical tardía y las dificultades de camino a la vivienda” son factores determinantes en esta caída de la nacimientos.
Menos bienes económicos y menos tiempo
Tenemos menos hijos, y encima cada vez más tarde. Porque la perduración media para ser causa además aumenta en nuestro país. Actualmente se sitúa en 32,61 abriles, la más incorporación hasta el momento. “Hay familias que se quedan sin hijos porque no han llegado a emparejarse, y hay familias que se quedan con solo un hijo porque no les ha transmitido tiempo a tener el segundo”, contextualiza Miyar.
Pero no solo influye el aspecto financiero. Igualmente es esencia la carencia de tiempo. “Que los dos progenitores trabajen implica menos tiempo adecuado para la crianza”, añade Miyar, destacando el desafío de ordenamiento al que se enfrentan muchas parejas para compaginar su vida profesional y deudo.
Es el caso de Darío y su pareja, que se han convertido en padres a los 35 abriles. “La paternidad se ha alargado por desliz de tiempo y de bienes económicos”, explica, y añade que para aumentar la nacimientos debería activo “más ayudas para las familias“. Miyar coincide: “la desliz de ayudas familiares y el corto presupuesto destinado a las prestaciones de familias y de infancia en España son un obstáculo importante”.
Las políticas de conciliación, añade, son fundamentales para revertir esta tendencia. Hay personas como Ana, autónoma de 33 abriles y a punto de ser causa, que tienen más facilidad para conciliar: “el trabajo que tengo me permite tener más flexibilidad“, detalla. Pero aún así ella reclama que las empresas ayuden más aún a las madres en la crianza de sus hijos.
Tendencia universal generalizada
Aunque España está entre los países europeos con las tasas de nacimientos más bajas, este aberración no es exclusivo de nuestro país. “Es una tendencia generalizada que vemos en toda Europa“, y se aprecia en lugares como Lituania (1,18), Austria (1,23), Luxemburgo (1,23) o Finlandia (1,26), que cuentan además con los índices de nacimientos más bajos según establecen las estimaciones de Funcas.
Detrás de estos datos, podrían estar motivos como la dificultad de emparejamiento, pero además un cambio de prioridades. “Prefiero sobrevenir estos abriles estudiando, disfrutando de la vida, viajando…”, relata Alona, de 22 abriles. “Primero tengo que encontrar una pareja en quien creer, pero yo no creo que sea causa hasta los 35 o 40 abriles, como la mayoría de las europeas”, apunta.
Este descenso universal de la nacimientos está acelerando el envejecimiento de la población, lo que a dadivoso plazo representa un desafío social y financiero. “Hay quien piensa que no es un problema, pero lo es”, explica Miyar. No solo porque una población envejecida es “menos emprendedora, no avanza”, si no porque encima, “esos niños, cuando son pequeños, tienen menos niños de su perduración con los que socializar“.
Actualmente, España cuenta con uno de los permisos de paternidad y maternidad más extensos de la Unión Europea: dieciséis semanas para los dos progenitores. El liza sigue estando en encontrar soluciones que incentiven aún más la nacimientos entre los jóvenes que quieran formar una comunidad y no puedan hacerlo.
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