El PSC se abre a un tripartito en Barcelona con la inesperada ayuda de la ‘número dos’ de Junqueras


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El PSC de Jaume Collboni abre la puerta a un gobierno tripartito en Barcelona con ERC y los Comunes un año y medio a posteriori de las elecciones municipales y con el socialismo instalado en las principales parcelas de poder en Cataluña. El primer objetivo del ejecutante municipal es negociar y aprobar los presupuestos de la caudal catalana para 2025 en las próximas semanas, y el corregidor se ha prodigado en los últimos días a cortesía de un acuerdo «progresista» y de «izquierdas» que serviría de antesala para una posible integración de ambas formaciones en el gobierno locorregional.

«A partir de este acuerdo sobre los contenidos de las políticas, puedo plantearme entrar en un gobierno de coalición, del que yo siempre he dicho que las puertas están abiertas. Quiero tener un gobierno más musculoso, con veterano capacidad de proceder», confirmó recientemente el propio Collboni en una entrevista en Ràdio 4.

«Lo que tenemos que hacer, lo urgente, es demorar a un acuerdo para los presupuestos. Es la mejor prueba de la voluntad que hay», avanzó el corregidor sobre la viabilidad de alcanzar un pacto con ERC y con los Comunes que pueda desembocar en una coalición para dirigir la ciudad.

El objetivo del PSC es mandar Barcelona con holgura y no tener que negociar «estancia a estancia» con la competición, un atmósfera que Collboni quiere evitarse tras su complicada travesía en el desierto en el ámbito municipal. De hecho, suma solo 10 de los 41 concejales del Concejo, y con republicanos y morados alcanzaría la mayoría absoluta.

Con ERC, el plan de los socialistas es esperar al congreso que los republicanos celebrarán en noviembre para que «se resitúen» y reanudar luego las negociaciones de los presupuestos y la gobernabilidad. De hecho, Collboni confía en que la nueva cúpula de Esquerra «desbloquee» el preacuerdo suscrito en junio y que los republicanos dejaron en suspenso coincidiendo con las negociaciones para investir a Salvador Illa.

Para ello, el PSC puede demorar a contar con una aliada inesperada: Elisenda Alamany, la presentenúmero uno de ERC en Barcelona y con quien el propio Collboni ya negoció su entrada en el Consistorio, es la candidata de Oriol Junqueras para establecerse la secretaria genérico en el partido en sustitución de Marta Rovira. En este sentido, Alamany, ex de los Comunes, es una de las más firmes partidarias y defensoras del acuerdo con Collboni en el Concejo. «Yo quiero que en Barcelona haya una fuerza independentista y de izquierdas como la nuestra [en el gobierno]. Es una etapa que quiero rajar», dejó claro la dirigente recientemente, candidata a número dos de Junqueras.

Con los Comunes «el camino será más holgado», pero el PSC de Collboni no les cierra la puerta y ya se ha mostrado predispuesto a asaltar algunas de sus reclamaciones más sociales como la regulación de los alquileres de temporada o la congelación de las tarifas del transporte divulgado. El primer paso es obtener su apoyo a los presupuestos, y desde las filas socialistas el optimismo es creciente. «Las divergencias y los primeros meses del mandato fueron especialmente complicados, aspiro a que volvamos a comenzar vía presupuestos y fiscalidad», admitió el corregidor de Barcelona sobre la relación con la perfil morada, antaño socios en el Consistorio.

Ada Colau

Y en este punto entra en entretenimiento el delegado Colau: la marcha de la ex alcaldesa, quien abandonará la primera recorrido política este octubre, impactará en las negociaciones para los presupuestos y puede favorecer un acercamiento entre el PSC y los Comunes. De hecho, Collboni usó el mecanismo de la cuestión de confianza y vinculó las cuentas de este 2024 a su continuidad a posteriori de que Colau las tumbara por sus diferencias con el corregidor socialista.

En un primer momento, Colau dio su bienhechor a torcer a cambio de que los socialistas pactaran con los Comunes un acuerdo de gobierno vinculado a las cuentas: la negociación se alargó 30 días, siempre con la condición de la ex alcaldesa de retornar a ser protagonista en el Gobierno de Barcelona. Una cesión que el PSC de Collboni rechazó de plano en todo momento y que ha mantenido hasta ahora.

El corregidor de Barcelona recelaba del peso de Colau en el Consistorio y de la imagen que su Ejecutante podía proyectar a posteriori de poseer mantenido un gobierno a la inversa, con varias polémicas y más de un choque sobre las políticas económicas a aceptar a sitio. Por otra parte, la relación entre Colau y Alamany siquiera es buena tras el paso de esta última de los Comunes a ERC, y los republicanos no querían compartir gobierno con ella. Luego, su marcha de la política influirá de empachado en el tablero y marcará la segunda parte del mandato del PSC en la ciudad. Eso sí, los Comunes ya han elevado su precio en divulgado sabedores de la importancia de sus votos y exigen al PSC nuevas cesiones como la peatonalización de algunas calles del centro de la ciudad para apoyar las cuentas.

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