Juicio al estafador de ancianos que mató a un matrimonio cuando fue descubierto



Los Mossos d’Esquadra tardaron un año y medio en arrestar al supuesto autor de la crimen de dos ancianos. Piedad y Manuel, de 83 y 84 abriles, aparecieron en agosto de 2019 cosidos a puñaladas en el salón de su casa. El boda vivía en el sexto carretera de un agrupación del alfoz de la Bordeta, en el distrito de Sants, cerca de la presidencia de Tráfico de La Campana. La mujer había sufrido un ictus y su estado de lozanía quedó muy mermado. Su marido, que igualmente tenía dificultades físicas, intentaba ayudarla como podía. Aquel verano de 2019 sus vecinos dejaron de verlos por la escalera hasta que un esforzado hedor emanó de la vivienda. El hijo del boda adyacente con la Municipal Urbana descubrió los cuerpos sin vida de sus padres.

La imagen del crimen era salvaje. Los cadáveres presentaban quince puñaladas cada uno. La pista en la que nadie reparó en un primer momento estaba a la panorama en aquel salón. Los ancianos habían dejado encima de la mesa unas facturas de los numerosos y cuantiosos productos de prótesis que habían comprado en los últimos meses y en los que habían manoseado 9.000 euros, una cantidad muy importante teniendo en cuenta la pensión de al punto que 1.650 euros al mes que percibían entre los dos. Aquellas facturas indicaban que los ancianos llevaban tiempo siendo estafados por un comerciante desalmado. Habían comprado dos somieres articulados, una máquina de presoterapia, dos botes de agua hidrogenada, tatamis…. y todo a precio de oro. Detrás de aquellas operaciones había un hombre llamado Marcos Fuentes, de 51 abriles, con referencias por estafar a personas mayores.

Las víctimas llevaban meses siendo estafados por un comerciante

El comerciante se sienta a partir de hoy en el banquillo de los acusados en el prudencia que arranca en la Audiencia de Barcelona y en el que se enfrenta a una pena de prisión permanente revisable por el formidable crimen de los dos ancianos. Fuentes era un profesional que se aprovechaba de la vulnerabilidad de las personas mayores para apropiarse de su patrimonio. Había sido condenado por estafa en 2017, pena por la que no ingresó en prisión, y que le permitió seguir con su actividad sin escrúpulos. Acabó con la vida de Piedad y Manuel cuando descubrieron la estafa y le pidieron explicaciones. El procesado les pudo suceder robado cerca de 16.000 euros en productos aunque solo se han podido acreditar los 9.000 en los que había facturas.

El nombre de Marcos Fuentes apareció al revisar las cuentas de las dos víctimas. Afloraron compras sospechosas, gastos desproporcionados y un contacto casi permanente con el comerciante. La policía contabilizó 50 llamadas entre marzo y agosto y 14 visitas a casa de los ancianos durante los meses previos al crimen. En agosto, en una de las visitas, el procesado fue más allá y le robó la maleable de crédito a Manuel. Logró transferirse 100 euros patrimonio a su cuenta a través de una aplicación de internet. El plan, sin requisa, no le funcionó. Intentó hasta en cuatro ocasiones extraer patrimonio del boda desde varios cajeros pero siempre falló al introducir el PIN. Las víctimas se percataron del robo y llamaron para pedirles explicaciones. Lo que ocurrió no se sabe con exactitud pero se sospecha que el hombre que había armadura una relación de confianza con los ancianos negó haberles robado. Por eso, el día del crimen, los dos abuelos le abrieron la puerta y le dejaron entrar.

El fiscal sostiene que el procesado acabó con la vida de las víctimas para evitar las consecuencias posteriormente de que lo descubrieran

El fiscal en su escrito de reproche sostiene que “Fuentes se dirigió al domicilio de las víctimas para seguir con su plan depredatorio y por otra parte evitar las consecuencias del descubrimiento de sus actos previos, atacó a las víctimas utilizando un utensilio cortante y asestó a cada uno de ellos diversos golpes con tal utensilio, provocándoles múltiples heridas hasta causar la crimen de entreambos. Posteriormente de matarlos, el procesado les robó algunas joyas. Los investigadores descubrieron que las colocó por 3.000 euros en un establecimiento de saldo de oro en el que por fortuna guardaban las fotos de las alhajas y pudo acreditarse que pertenecían a las víctimas. El 16 de agosto, el procesado buscó en Google Maps la dirección de los ancianos lo que lo sitúa en el área del crimen. En el cuerpo del fallecido se encontraron 350 euros en efectivo en un saquillo de la camisa. Los ancianos podían suceder aceptado otra cita con el comerciante quizás para comprarle un nuevo producto. Adicionalmente, en la cartera del hombre asesinado apareció la maleable que el procesado les había robado. A pesar de que había sido desactivada, todo apunta que el procesado la colocó en el monedero para no empuñar sospechas.

El procesado intentó suicidarse cuando los Mossos entraron en su casa a detenerle

Durante el año y medio que tardó la investigación en dar con el procesado, este siguió estafando ancianos. Tuvo el móvil intervenido durante meses y los investigadores escucharon como seguía aprovechándose de personas mayores solas y desamparadas. A una mujer, con demencia y una pensión de 400 euros le vendió una ilustración que debía respaldar a plazos hasta extinguir la deuda y manipuló los datos para que una financiera accediera a darle un crédito para comprar otro producto. En los últimos meses ayer del crimen, las búsquedas que hizo el procesado en Google indicaron un cambio de patrón aun más agresivo: rastreaba la forma de drogar a sus víctimas con Burundanga. En el momento en el que la policía se personó en su casa para detenerle, en febrero de 2021, el procesado se tomó una gran dosis de esa droga para suicidarse. Pasó cinco días en coma pero sobrevivió. Hoy se sentará en el banquillo. 

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