Luis Peñalver Alhambra: Santa hostelería


Los hosteleros toledanos y de toda España harían admisiblemente en hacer una ofrenda a Santa Marta, patrona del colegio profesional, por el cobijo y el servicio que prestó a Jesús en Betania. La razón es que la santa patrona (con la connivencia de los políticos de turno) no deja de interceder por los intereses del lobby hostelero y de los allegados al sector.

Algunos hosteleros admisiblemente conocidos llevan décadas decidiendo qué se hace y qué no se hace en Toledo. No queremos asegurar que este sector no sea importante para la ciudad (sobre todo por los empleos que genera) y que no haya que cuidarlo, pero hasta cierto punto y con la debida regulación. A un vecino se le mira al milímetro brindar o ampliar la pico de una ventana, pero si uno pasea por las estrechas calles de la ciudad puede encontrarse con palacios o edificios históricos a los que milagrosamente por la sombra se les ha derrumbado parte de la presencia para amanecer convertidos en hoteles de pompa.

Cuando en su día se hizo el Instituto El Greco, en el Paseo de San Eugenio, se tuvo todo el cuidado del mundo para retranquearlo, de modo que no afectase al perfil urbano. En cambio, cuando se proyectó el hotel Eurostars en la manzana contigua, se hizo una modificación parcial del plan urbanístico para permitir una pico más de las permitidas en la zona.

En su codicioso plan ‘Toledo emerge’, el corregidor de Toledo, Carlos Velázquez, anunció hace unos días a tambor y platillo una función sobre el antiguo edificio del siglo XVI en la calle San Juan de Todopoderoso, donde nacieron muchos toledanos, pues se usó como maternidad provincial, para convertirlo en un hotel, «fruto de la colaboración público-privada».

Para compensar (o para disimular), en el edificio de Alamillos del Tránsito, se van a construir, encima de un parking, ¡seis viviendas! Ítems: el antiguo centro cultural San Ildefonso, el distinguido cementerio de las monjas enclavado adjunto al Cristo de la Vega, se va a asignar, cómo no, a un gran centro gastronómico. No deja de ser provocativo que, en una época de comida rápida en la que cada vez cocina menos concurrencia, los programas televisivos tipo Master Chef hayan aprehendido tanta popularidad.

Si Rilke volviese a Toledo se encontraría su amado museo de San Vicente (el antiguo museo provincial) donde pasó horas enteras extasiado frente a la Inmaculada de la capilla Oballe, obra maestra de El Greco, convertido en un bar de copas. Desconocemos cuál será el destino de los conventos de clausura que se están quedando, si no se han quedado ya, sin monjas, pero nos tememos lo peor. Y es posible que en una vencimiento no muy lejana algún concejal de urbanística impulso pecho cuando se saliente en algún oportunidad relevante de la ciudad, con un esforzado impacto visual, un gran hotel ultramoderno (sí, ¡todavía los toledanos queremos nuestro Guggenheim!).

Hoy se deje mucho, en relación con la dificultad y con frecuencia imposibilidad de paso a la vivienda, de zonas tensionadas (con este eufemismo se enmascara cómo se vulnera flagrantemente el derecho a la vivienda de todos los ciudadanos obligado por la Constitución y que afecta sobre todo a ese sector de la población más precisado y con menos medios que son los jóvenes). Podemos platicar todavía de ciudades «tensionadas» por la hostelería y la industria turística, y no nos referimos solamente a la proliferación de apartamentos turísticos, o a la ocupación de manzanas enteras del casco histórico por infraestructuras hoteleras, sino todavía a la apropiación indebida de plazas y otros espacios públicos para la instalación de terrazas con pérgolas y otros nociones permanentes como vallas y grandes jardineras que dificultan el paso y el disfrute de los peatones.


Patio de la que fue Maternidad Provincial, donde se quiere hacer un hotel. Foto cedida por el Archivo Provincial de Toledo


Archivo Rodríguez

Y no es que no nos guste como turistas salir a una ciudad con buenos hoteles y restaurantes donde nos atiendan admisiblemente, o sentarnos en una terraza a disfrutar de una buena cerveza y una grata compañía (Dicho sea de paso: a cierto que hace dos abriles se tomaba una cerveza por 2,50 y ahora le cuesta 3,50, los datos oficiales, según los cuales los precios en hostelería en genérico han subido de media en el final año un 5%, no pueden menos de moverle a risa.

Por otra parte, resulta cada vez más difícil para los toledanos, aunque antaño fueras un cliente habitual, sentarte a tomar sólo una bebida, pues las mesas suelen estar reservadas para engullir los turistas). Es una cuestión de prioridades. Quizás haya que dar preferencia a la creación de nuevas viviendas para los vecinos o más ayudas para la rehabilitación de las ya existentes, antaño que aumentar el número de licencias de establecimientos hosteleros.

En ese reparto de funciones que en algún momento se hizo en una oscura mesa europea a España le tocó ser el país de servicios de la UE, un paraíso para los jubilados británicos y alemanes. Por eso, hay que dar la bienvenida a otras iniciativas que nos parecen muy positivas y que ha prometido el corregidor, como la ampliación del suelo industrial en el Polígono en un millón de metros cuadrados, una buena oportunidad para atraer a empresas productivas.

Este articulista cascarrabias tiene que aplaudir todavía otras propuestas del plan del corregidor muy atractivas para nuestra ciudad, como la creación en lo que fue el edificio de RNE, entre otras muchas cosas (por ejemplo, una manufactura de espadería y de damasquinados, la de Ballesteros), de un centro de día de mayores; o el tesina de destinar el palacio de la plaza Abdón de Paz a un museo de Toledo, aunque quizás no tenga mucho sentido convertirlo en un museo provincial (para eso ya tenemos el museo de Santa Cruz): Toledo necesita, como reclamábamos hace unas semanas desde estas páginas, un museo de la ciudad.

Recuperar el patrimonio del Circo Romano, ubicar la señal Ciudad del Cine en el dejado parque de Polvorines o desempeñarse sobre el no menos dejado alfoz de Azucaica, para evitar de una vez por todas las inundaciones, forman todavía parte de las promesas del corregidor. Veremos.

SOBRE EL AUTOR

Luis Peñalver alhambra

Doctor en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid

<div class="voc-author__name">Luis Peñalver alhambra</div>

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *