Bañarse en el mar todos los días


Mari no quiere desvelar su antigüedad. Alegre y dicharachera, es la veterana del categoría. Le echamos unos 70 y se ríe: “Uy, ya me gustaría, tengo bastantes más”. Viene a bañarse en el mar todos los días, caiga quien caiga. “Si el mar está revuelto solo me mojo y salgo, ya no tengo la misma estabilidad”.

Para ella esto es lozanía. “El día que me falte se acabó, esto me da la vida”, nos cuenta. Víctima a la playa a media mañana, posteriormente de dejar su casa registro. “A mi me gusta regir en mi casa, hacer las cosas y tenerla siempre proporcionadamente”. No fuma ni bebe, y aunque acaba confesando que le toca tomar alguna que otra pastilla, todavía intenta alimentarse proporcionadamente. “Tomo mucha fruta, me gusta la tropical: mango, papaya…”. Quién sabe, igual es parte del éxito.

Los valientes de Riazor

Ivonne es otra de las integrantes de este categoría de valientes. Así les llaman en la ciudad de A Coruña: los valientes de Riazor. Forman parte de la postal de esta icónica playa de la asiento. “Es bueno para todo, para la circulación, para el cuerpo, y todavía para la piel”. La suya no aparenta ni de remotamente los 70 primaveras que tiene.

Mientras vamos hablando con ellos les vemos secarse, cambiarse e incluso hacer ejercicios en la arena. “Yo hago en el agua y posteriormente un poco fuera para entrar en calor”, relata Arturo. Lleva primaveras viniendo y la única parte mala, asegura, es que a veces hace frío: “Por eso hay que moverse más”. A sus 72 es uno de los más jóvenes del categoría.

Existir sin estrés

Entre todos forman un gran equipo. Comparten experiencias, anécdotas y risas. “Admitir una vida activa es fundamental. Yo vengo aquí por la mañana y por la tarde voy a hurgar. Eso sí, no hago ninguna actividad que me suponga tener una hora fija, ya estuve proporcionado preocupada por la hora durante los primaveras de trabajo, ahora si quiero voy y si no quiero no voy”. Aquí otra esencia probablemente: la desidia de estrés.

Y no lo decimos nosotros, está demostrado que estar en calma tiene grandes beneficios para la lozanía.

Por no cuchichear de las ventajas para los huesos, aseguran. “Los únicos días que no venimos son los que hay temporal y cierran la playa. Eso lo respetamos a rajatabla”. Como no podía ser de otra guisa. Aunque en esas ocasiones regresan a casa con pena. “Bañarse los días de precipitación es una maravilla, yo se lo recomiendo a todo el mundo”. Sea como sea, beneficios al beneficio, de lo que no hay duda es de que la experiencia engancha.

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Estudiantes realizando las pruebas de la EvAU

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