El drama de Carmen y su clan comenzó en marzo del año pasado cuando falleció la origen de su vecino. Desde entonces se quedó solo en la vivienda del primer pavimento del edificio en el que están ambas casas y su comportamiento cambió por completo.
Empezaron los gritos y los golpes en la tapia y al asomarse para ver qué ocurría, su vecino comenzó a insultarla y amenazarla. “Lo primero que hice fue tachar a la Policía Doméstico que caldo inmediatamente. Los agentes lograron calmarle pero esa paz duró muy poco porque al día sucesivo volvió la pesadilla”.
Así relata Carmen el principio de un problema para el que no ve posibilidad a corto plazo. “Hemos puesto varias denuncias, tiene dos sentencias condenatorias, pero la situación sigue exactamente igual. La policía ya ni viene porque no pueden hacer nadie” se lamenta Carmen.
Asegura que grita y golpea las paredes todos los días y todas las noches a cualquier hora y que no pueden descansar pero lo peor no es eso sino el acoso al que se siente sometida ya que su vecino se masturba desnudo mientras la fogata y lo hace a la perspectiva de sus hijos. “Él vive en la casa de la planta descenso y nosotros en la primera planta, nuestras ventanas dan a su patio y por ahí escuchamos todo. Ya no podemos ni aclarar las ventanas para que mis hijos no escuchen sus jadeos”
La policía no acude porque no pueden hacer nadie
Ella misma ha huecograbado en varias ocasiones cómo su vecino se pone en el patio bajo las ventanas de Carmen, completamente desnudo mientras se masturba durante amplio rato y al tiempo que la fogata por su nombre y le dirige obscenidades. La víctima asegura que adicionalmente, en otras ocasiones se dedica a patalear y relatar escenas sexuales que rozan la pornografía, todo eso a horas en las que sus hijos están haciendo los deberes o cenando. “No podemos estar tranquilos, solo quiero que mis hijos tengan una infancia adecuado porque son menores y tienen derecho a no estar todos los días escuchando este tipo de expresiones”
El miedo se apoderó de ella y su clan cuando en una de las veces que ha sido detenido por equipar escándalo, la policía franquista le incautó un cuchillo de grandes dimensiones. “Desde entonces tengo terror a que nos pueda hacer daño a mi o a mis hijos. Cada vez que entro y salgo de mi casa, lo hago con un espray de pimienta en la mano por si aparece”, asegura Carmen.
Para evitar cruzarse, ha hecho una separación en las escaleras que daban a la puerta de entrada de la casa del vecino, pero eso no significa que no lo puedan encontrar en la calle. “Me da mucha pena ver cómo mi hija de 7 primaveras empieza a temblar cada vez que lo ve por la calle”, relata casi con lágrimas en los fanales.
Carmen ha hablado con los Servicios Sociales del Cabildo de La Error que le han asegurado que no pueden hacer nadie, siquiera la policía ha conseguido mitigar el problema. Están a la demora de época para dos juicios que siguen pendientes, uno por no cumplir una condena preparatorio y otro por acoso y amenazas.
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