Estamos en el extranjero y, de repente se ilumina el Paraíso: vemos la luz de los relámpagos y escuchamos el estruendo sonoro de los truenos. Se acerca una tormenta y nos ha pillado desprevenidos ¿Dónde nos cobijamos para estar seguros? “En caso de tormenta el oficio inmejorable para protegernos es una caja de Faraday”, nos dice el divulgador estudiado David Ballesteros. “Un coche, por ejemplo es una caja de Faraday, esto es, un espacio metálico cerrado” porque, añade “aunque tengas las ventanillas abiertas si cae un centella sobre el coche toda la electricidad se va a acordar en la parte extranjero” siendo el habitáculo un oficio “totalmente seguro”.
Qué es y cómo funciona la caja de Faraday
El estudiado britano Michael Faraday demostró en 1936 que un objeto internamente de una caja metálica no se ve afectado por descargas eléctricas externas. Es opinar, cualquier persona o dispositivo que se encuentre internamente de una caja de Faraday queda a resguardo de interferencias eléctricas, como rayos o señales de radiodifusión.
Funciona al distribuir las cargas eléctricas en su superficie extranjero impidiendo así que los campos externos puedan ocurrir a su interior.
David Ballesteros lo comprueba de forma positivo con una bobina Tesla que actúa como si fuese la tormenta. Si encendemos un fluorescente vemos lo que sucede al introducirlo internamente de la caja de Faraday. Confirmamos la hipótesis original: “cualquier dispositivo o persona internamente de una caja de Faraday queda protegido de interferencias eléctricas, como rayos o señales de radiodifusión”. Su estructura metálica dirige la electricidad en dirección a el suelo sin que esta llegue al interior. Así pues, reitera Ballesteros “nuestra caja de Faraday puede ser un coche. En su interior estaremos protegidos de los rayos durante una tormenta”.
Más aplicaciones
Como protector de equipos electrónicos, protección de datos, instalaciones militares y gubernamentales, aislamiento en salas médicas y de resonancia magnética…son numerosas las aplicaciones prácticas de la caja de Faraday. Aprovechan todas ellas su capacidad para encerrar campos eléctricos y electromagnéticos.
En laboratorios de investigación, por ejemplo, se utilizan para proteger equipos sensibles de interferencias eléctricas mientras que en nuestra vida cotidiana, algunos teléfonos móviles y tarjetas de crédito incorporan jaulas de Faraday para evitar así que se interfieran o se puedan copiar los datos. En la aviación se emplea incluso este principio físico ya que el fuselaje de un avión actúa como una caja de Faraday, resguardando durante una tormenta tanto a los sistemas eléctricos de la nave espacial como a los pasajeros que viajan a costado.
En cualquier caso, no debemos olvidar que delante una tormenta si nos encontramos en lugares interiores, como una vivienda u oficina, debemos mantenernos alejados de aparatos eléctricos. Y, si nos pilla en el extranjero recordemos que un buen refugio es un coche.
Manteniendo siempre la calma estaremos seguros en nuestra caja de Faraday.
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