Bilbao abre su particular ventana al centro de la tierra


Detente y observa desde una nueva perspectiva. Ésta es la invitación que Olafur Eliasson lanza hoy a bilbaínos y visitantes a través de su obra. ‘Debajo de Bilbao, el planeta curioso’. Se trata de una instalación luminosa en plena calle que surge de la colaboración entre el Ayuntamiento de Bilbao y el Museo Guggenheim.

La obra está compuesta por siete elementos romboidales de acero y vidrio. Situado directamente bajo la acera, cuando miras a través de él tienes la sensación de mirar literalmente al centro de la tierra.

El artista danés-irlandés compara las piezas con piedras preciosas. Invitan al espectador a recorrer el viaje entre ellos a través del formas sugerentes que forma cada una de las ventanas del suelo. Son construcciones geométricas y orgánicas a la vez, de aristas vivas y textura mineral, pero en realidad no son más que las ilusiones que genera el conjunto de espejos y caleidoscopios.

Eliasson compara el proceso de contemplación de la obra con un recorrido en el que el espectador tiende para “reducir” la velocidad por las características de su construcción. Y “reducir la velocidad”, recuerda, significa “estar presente”, un concepto cada vez más olvidado en las sociedades estresadas del siglo XXI. “Las cámaras de espejos subterráneas ofrecen un momento de reflexión en el que disfrutar de una visión caleidoscópica de materiales extraordinarios que normalmente pasamos por alto y tomar conciencia de nuestra presencia en la Tierra”, describió.

En la obra, además, el Siete minerales y rocas de Vizcaya. Son calcita, limonita, goethita, siderita, basalto, arenisca y caliza. Todos ellos son cuidadosamente seleccionados por su importancia en la historia de la industria y la minería de la región. Eliasson los ha dispuesto estratégicamente para que, reflejados en los espejos de cada caleidoscopio, generen formas geométricas de texturas y colores. Su espectacularidad alcanza su máximo al caer la noche, cuando caleidoscopios iluminan la calle para crear una atmósfera “singular y onírica”.

La instalación es el resultado de acuerdo de colaboración que el Ayuntamiento de Bilbao y el Museo Guggenheim firmaron en agosto de 2020. En él se comprometieron a fortalecer su alianza con el objetivo de desarrollar mejoras en la ciudad, centrándose especialmente en la presencia y visibilidad del arte en los espacios públicos.

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